'Muchos amigos terminaron en la droga, pero yo perseguí mi sueño'
E l 8 de abril, Universidad Católica empataba 1-1 con Palestino hasta el minuto 45: tras una falta cerca del área, Carlos Lobos tomó la pelota, convenció a todos de que él tenía que patear el tiro libre y convirtió el gol del triunfo.
"Fue muy lindo para mi familia; se lo dediqué a mi madre, porque mi abuelo había fallecido hace una semana", comenta el mediocampista de 21 años, quien desde ese partido no ha salido de la oncena estelar de Beñat San José e incluso anotó otro tanto, frente a San Luis.
"Fue el momento, entrené bien, y esperé mi oportunidad, que se puede dar cuando uno menos la espera. Y la supe aprovechar. Uno siempre desea ser titular, por lo que tengo que seguir así", asegura Lobos, quien aún vive con sus padres, en Renca, lejos de la Villa Guanaco 3, población de Recoleta en donde se crió y donde aún reside gran parte de su familia, incluyendo a una de sus hermanas.
Ahí fue, entre las calles Urmeneta y Guanaco, que el futbolista comenzó a hacer sus primeras amistades y patear balones. De hecho, a la UC llegó a los 13 años, cuando el captador Alfonso Garcés lo vio jugando por Santiago Morning en Recoleta y decidió llevarlo a San Carlos de Apoquindo.
"El primer año fue el más duro. Para llegar a Católica tuve que hacer muchos sacrificios. Jeisson Vargas fue un gran apoyo, nos íbamos juntos en micro al salir del colegio, en un trayecto de una hora y media, muchas veces con lluvia", recuerda el volante, quien un año más tarde empezó a vivir en la casa cruzada.
- ¿Le costó mucho dejar a su familia?
"Sí, los extrañaba harto, y fue muy difícil dejarlos de lado, pero había que perseguir mi sueño", comenta el jugador, quien muchas veces prefirió pagar una multa por no llegar a dormir a la casa cruzada y quedarse en Recoleta con sus padres.
- ¿Hay algún otro deportista en la familia?
"No, muchos jugaban, pero por distintas circunstancias no lo lograron y quedaron a mitad de camino".
- ¿Cuesta dedicarse al deporte en el entorno en que creció?
"Sí. Hay muchos factores, como el apoyo de la familia y las amistades. Muchos de mis amigos terminaron con un destino que no quería para ellos, en la droga, en circunstancias que no hubiese deseado. Yo tuve que optar por perseguir mi sueño, pero no los he abandonado y siempre agradezco los buenos momentos que me dieron. Cada vez que voy, comparto con ellos y los saludo".
- ¿En su familia tuvo algún problema así?
"No, aunque es un tema que siempre está ahí por el lugar donde vivimos. Pero mi...
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