'Tres de mis amigos murieron de hambre y yo también casi morí, por eso escapé'
En 2001 logró escapar de las fronteras de Norcorea y él sabe que no solo quienes son desleales con el "gran líder" -como el Estado llama a Kim Il-sung, su fundador y abuelo del actual gobernante, Kim Jong-un- deben pagar con las más duras penas, sino que también sus familiares. "Los mayores castigos son para los criminales políticos y los traidores. El peor es la ejecución pública", cuenta en una entrevista a "El Mercurio".
La última vez que supo de sus hermanas fue hace siete años. "No sé cómo están y si lograron sobrevivir", comenta, porque corrieron distintas suertes. Joseph tenía 13 años cuando escapó por primera vez, en 1999, junto a su padre y la segunda de sus hermanas. La mayor, que hacía el servicio militar, optó por quedarse. Evadieron a los guardias que en la frontera tenían la orden de matar a los desertores, atravesaron el río Tumen y llegaron a China, donde los esperaba su madre.
En 2001 la policía china los detuvo a él y sus padres, y los deportó. Joseph fue enviado a una cárcel para menores, donde fue golpeado, pero escapó al día siguiente y poco después logró llegar a China de nuevo. Sus padres, en cambio, fueron enviados a un campo de trabajo forzado, donde su papá enfermó por lo que ambos fueron liberados, pero él murió poco después.
Su madre consiguió llegar a China y viajó con Joseph a Corea del Sur en 2005. Su hermana -que había permanecido en otra ciudad del país- falló en el intento y fue deportada a Norcorea. No pudo volver a escapar.
Hyeon tiene hoy 28 años y estudia Ciencias Políticas en la Universidad de Columbia, Nueva York. Cuenta que ahora sabe mucho más de su país y lo diferente que es del resto del mundo. "Mis ojos se abrieron cuando escapé porque fuimos educados para creer que el gobierno es el más poderoso del mundo... Vi la realidad desde afuera".
"Nos educaron para idolatrar al 'gran líder' y desde kínder el gobierno nos enseñaba que nuestro enemigo era EE.UU.; el culpable de todo el sufrimiento que existía en Norcorea", recuerda. La crisis económica de los años 90 había agravado la situación causada por el fin de la ayuda soviética al régimen. Y el Estado, que invertía gran parte de sus escasos recursos en las Fuerzas Armadas, optó por cerrar en 1996 el sistema de distribución nacional, que proveía de bienes básicos a su población.
Se calcula que la hambruna mató a unos dos millones de norcoreanos solo durante la última década del siglo pasado: el 10% de la población. "Los niños no podían ir al colegio...
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