Ámbitos de acuerdo político - 17 de Junio de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 380044742

Ámbitos de acuerdo político

No cabe pensar que todas las materias son susceptibles de acuerdo político, o que ninguna es susceptible de aquél. Las democracias modernas se desenvuelven en un legítimo y a veces duro debate público sobre el curso del país, sin perjuicio de sustraer de él aquellas materias como defensa nacional o relaciones exteriores, que comprometen a la unidad nacional.

Un gobierno tiene la obligación de esforzarse por cumplir el programa que ofreció a la ciudadanía, y para ello debe presentar sus iniciativas al Congreso, asumiendo que pueden sufrir numerosos ajustes en su discusión legislativa, y aun ser rechazadas. Eso permite que se expliciten los diferentes planteamientos y que la ciudadanía pueda optar en las futuras elecciones por dar su apoyo mayoritario a uno de ellos.

Un ejemplo de lo que no se debe hacer es el reciente anuncio del Gobierno de impulsar un proyecto de ley sobre flexibilidad laboral como mecanismo que puede ayudar al país a enfrentar el convulsionado cuadro económico mundial. Es una iniciativa en línea con el programa presidencial de fortalecer el emprendimiento y la productividad. Sin embargo, ante las reacciones de la oposición, incluso sin conocerse la posición de la Alianza, el Ejecutivo se retracta. Eso refleja insuficiente convicción en la propuesta anunciada y la existencia de un veto opositor que no se expresa en el Congreso.

Asimismo, la cultura política chilena, en resguardo del clima público y del necesario entendimiento para legislar, suele rehuir enrostrarle al competidor las condiciones en que se recibió el aparato estatal. Eso conlleva el riesgo de transmitir a la ciudadanía la percepción de que los acuerdos de cúpula son más relevantes que las promesas de cambio y rendición de cuenta que ofrecen los aspirantes al gobierno.

Y otro freno de nuestra gestión pública se manifiesta en la suerte de "peaje" político que debe asumir el Gobierno cuando impulsa una legislación de relevancia nacional, como la de financiamiento de las FF.AA. Para asegurar su aprobación, el Ejecutivo se ve en la necesidad de aceptar una pretensión de la oposición en una materia ajena al tema y jerarquía del proyecto en discusión, sin hacer público su desacuerdo.

Un gobierno debe esforzarse por cumplir el programa que ofreció a la ciudadanía, y para ello debe presentar sus iniciativas al Congreso, asumiendo que pueden sufrir numerosos ajustes en su discusión legislativa, y aun ser rechazadas.

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