En las alturas de Coyhaique
E s una tarde fría y nubosa en la ciudad de Coyhaique. Una leve llovizna cae en un sector baldío de la avenida Baquedano, donde nos reunimos para la charla de seguridad previa a la travesía: 11 kilómetros de randoné a través de las nevadas faldas y filos de un cordón montañoso, el emblemático Divisadero.Javier Galilea y Francisca Stock, guías de montaña, deportistas y emprendedores tras Aysén Somos, explican las nociones básicas que debemos tener presentes para el día que viene. Ante todo, insisten en esta máxima: una vez que se sale a la montaña, estamos en riesgo hasta que la travesía finalice. Los que escuchamos somos una treintena de entusiastas, venidos desde distintos puntos del país. A todos se nos ha exigido tener, por lo mismo, conocimientos al menos básico-intermedios de esquí.Mientras disfrutamos de algunas bondades locales, como cervezas D'olbek y hamburguesas en el restaurante Adobe, analizamos las condiciones para el día siguiente: algo de precipitación, bastante nubosidad, escaso viento. En resumen, un escenario favorable, considerando que se trata de la Patagonia.Geografía de colonosLas montañas del cordón Divisadero atraviesan los dos valles principales que circundan a la ciudad: el del río Simpson y el del río Coyhaique. Son hitos geográficos importantes además para los coyhaiquinos, puesto que a través de los montes fue como se inició el poblamiento de colonos que vinieron en la busca de sitio idóneo para instalarse con sus animales y, luego, para extraer madera.Esas son algunas de las huellas del pasado que quizá veamos a lo largo de la travesía, dice Francisca Stock, encargada de la compleja logística necesaria para lograr que los 30 esquiadores vayamos del centro de esquí El Fraile hasta el sector Cerro Negro , atravesando entre medio un portezuelo a 1.400 metros sobre el nivel del mar que separa a los dos valles.Pero Francisca y Javier parecen no hacerse problemas por el desafío que viene. Ni con el clima frío y cambiante. "De chicos, cuando íbamos al colegio, todos nos acordamos de llegar con el pelo escarchado, por el frío y el viento. El propósito es también volver a instalar esa cultura de montaña y de nieve en Aysén, que está muy arraigada en nosotros", dice ella, que busca además aprovechar las particulares condiciones de la Patagonia, como son la baja isoterma y sus laderas con exposición sur, donde la nieve se puede extender incluso hasta el mes de noviembre, algo inusitado en estos tiempos de sequía.Tal vez por eso son varias las regiones del país que han impulsado este tipo de travesías, en eventos que han tomado cada vez más fuerza en un contexto en el que muchos centros de esquí disminuyen los...
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