Fe en las alturas - 24 de Agosto de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 525251014

Fe en las alturas

-Me llevaron caminando cuando me inscribieron. Tengo que haber tenido cuatro años.

Eso reveló a los familiares más cercanos que lo cuidan.

Nacido, casado, y con toda una vida transcurrida junto a su familia en Ayquina, pueblo altiplánico que cuenta con apenas 50 habitantes permanentes, que viven a tres mil metros de altura y a 75 kilómetros al noreste de Calama, cerca de volcanes y junto a una quebrada cordillerana que recorre el escuálido cauce del río Salado, afluente del Loa.

Casi todos son agricultores de la etnia indígena atacameña, acostumbrados a soportar las condiciones extremas que reinan en esos parajes, con fuertes vientos que bordean los 100 km/hora y temperaturas en torno a los 25°C, que en la noche se precipitan a los -5°C.

Hay rutas altiplánicas de acceso, las que confluyen en una huella de tierra y luego en un tramo pavimentado. Dos veces hay que cruzar el cauce del río Salado, y en uno de ellos internarse en la Quebrada del Diablo, de 100 metros de profundidad.

Roque vivió en ese entorno , uno de los más aislados del país. Incluso integró el Consejo de Ancianos de la localidad, hasta que a fines del siglo pasado, por problemas de salud, fue trasladado por su familia a Calama.

Si los cálculos de Roque son correctos, su nacimiento habría sido en torno a 1907, un año que marcó un hito para Ayquina, con una condición que aún mantiene: es un pueblo que tiene dueño, y, por lo tanto, es privado.

Luego de la Guerra del Pacífico, entre 1907 y 1932, Sacramento Panire, su hijo Pantaleón y otros descendientes renovaron en el Conservador de Bienes Raíces los trámites para acreditar su propiedad de 28 mil hectáreas de terrenos precordilleranos, donde hoy se levanta el pueblo. Sacramento ya los había inscrito durante la década de 1870 en Antofagasta, cuando la zona estaba bajo soberanía boliviana.

Jaime Panire (55), hijo de Roque y uno de los herederos, no oculta su orgullo.

-(Sacramento) fue habiloso. Los títulos de dominio incluso incluyen cursos de agua.

Devoción en la altura

Pero hoy, más que historia, a Jaime le preocupa el estado de las calles de tierra y arreglar la fachada de las casas -construidas con piedras volcánicas, las más antiguas, y de cemento, las más modernas-, cuyas techumbres se alternan entre la paja brava y las calaminas. Estas últimas ya es habitual que estén coronadas por paneles solares y antenas satelitales.

También trabaja para que los servicios básicos, como luz, agua potable y alcantarillado, funcionen sin...

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