La altura de los tiempos - 5 de Julio de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 907114690

La altura de los tiempos

¿Cuál es el sentido o significado del acto de ayer? ¿La culminación de la etapa más relevante o, en realidad, el simple inicio de esta última?Lo que enseña la historia es que este tipo de actos son el comienzo de una larga etapa que tampoco se agotará en el plebiscito de septiembre. Sea que el proyecto se apruebe o se rechace, será el inicio de un largo proceso de construcción de acuerdos donde las fuerzas políticas no serán las que han predominado en la Convención, sino aquellas que hoy pueblan el Congreso Nacional. Si el proyecto se aprueba, habrá que proceder a una abundante producción legislativa para que las reglas y principios que contiene sean ejecutables. Si, en cambio, se rechaza, habrá también que construir un gran acuerdo para sustituir la Carta del 80.En cualquier caso, el rito de ayer habría marcado el comienzo de una larga transición hacia un nuevo orden normativo.En otras palabras, el proceso constitucional apenas ha comenzado.Fue lo que ocurrió en los inicios de la democracia de masas chilena, con la Carta del 25. Aprobada ese año (por un porcentaje mezquino de la población y una vez que Arturo Alessandri desatendió su promesa de entregar su redacción a una asamblea), logró comenzar a orientar la vida pública chilena recién hacia 1932. En el intertanto, ocurrieron la dictadura de Ibáñez, el intento de Grove. Fue como si la sociedad movida por una pulsión que no lograba dominar del todo hiciera esfuerzos, un poco a ciegas, por ajustarse. Hasta que se logró. Fue el inicio de lo que suele llamarse el estado de compromiso, donde las capas medias arbitraban en cierta medida el conflicto político. Esa fase de la historia concluyó luego de cuarenta años.Sería ingenuo creer que con este texto y el posterior plebiscito el esfuerzo por construir un nuevo orden normativo -los siguientes cuarenta años, como dijo el Presidente- habrá concluido. En realidad, y fuere cual fuere el resultado, estará comenzando.Y en ese proceso, no vale la pena engañarse, y la derecha sobre todo habrá de tenerlo presente, hay una sola cosa que no es posible hacer: taponear o intentar taponear las fuerzas que ya se han desatado y para las cuales el actual orden constitucional debe ser sustituido (si gana el Apruebo) o modificado radicalmente (si gana el Rechazo), en cualquier caso, cambiado. Y la izquierda, y el Presidente, también tienen delante suyo algo que no deben en caso alguno hacer: dejar esas fuerzas al garete, sin conducirlas...

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