Alta directora del Banco Mundial entrega recetas del organismo como aporte al nuevo gobierno y para que Chile logre un desarrollo verde e inclusivo
El 2022 será un año complicado para Chile porque es muy probable que el gobierno que entre no llegue con mucha mayoría en el Congreso, ni de popularidad. Esos gobiernos tienen poca capacidad de hacer reformas importantes, y muchas veces pueden caer en la tentación de medidas populistas. Ojalá que la persona elegida se comprometa a un diálogo social con todos, porque creo que es la única forma de salir adelante y recuperarse de este shock ". Esa es la mirada de la directora del Banco Mundial para Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, Marianne Fay, sobre la situación política que enfrentará nuestro país en los siguientes años.En vista del momento histórico que enfrenta el país con la discusión de una nueva Constitución entre medio, este organismo analizó las cifras de desarrollo humano y económico de Chile, lo que desembocó en un documento llamado "Piezas para el Desarrollo". Este informe de 182 páginas realiza un diagnóstico y recomendaciones en 10 áreas clave centradas en el aumento de la productividad, que ha permanecido estancada por varios años.Su consejo para mover hacia arriba este factor contempla cuatro ejes. El primero es promover más comercio internacional para acceder a mercados grandes e introducir el know how internacional para generar conocimiento en materias más sofisticadas, que permitan diversificar las exportaciones, que hoy siguen estando enfocadas en la minería y la agricultura.La segunda sugerencia es incrementar la competencia, especialmente en la provisión de servicios digitales y acceso a internet. Lo tercero, efectuar una reforma profunda a la educación superior, que, advierte, está más anclada en la tradicional forma de enseñanza que pensada en el futuro de una economía digital.Y lo cuarto es la innovación, que en varios análisis expertos aparece como el talón de Aquiles de nuestra economía. Los datos del informe indican que Chile solo gasta un 0,39% del PIB (Producto Interno Bruto) en innovación y desarrollo (I+D), lejos de la inversión promedio de los países miembros de la OCDE de 2,45%, y mucho más distante de países altamente innovadores como Israel (4,8%) o Corea del Sur (4,64%). A ello agrega la baja participación del sector privado en este campo. De muestra solo un botón: la mayor parte del presupuesto total invertido en I+D en el sector agrícola proviene del Gobierno (48,1%), ya que los privados solo aportan un 29,9%, a diferencia del promedio OCDE, donde el sector privado contribuye con un 69% en I+D.Aun así, la economista de origen francés cree que es el Estado el que debe dar el puntapié inicial, por ejemplo en el hidrógeno verde, que surge como una alternativa para exportar en nuestro país. "En Chile hay gente diciendo 'tenemos que dejar que el mercado lo haga', pero si se mira a Europa, Estados Unidos, China, vemos que los gobiernos están poniendo un montón de subsidios, porque este es un mercado emergente y debe haber ayuda del sector...
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