Aruba más allá de la arena - 24 de Febrero de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 424881506

Aruba más allá de la arena

Sol, arena y mar ganan en la estadística.

-¿Primera vez en Aruba? -pregunta la oficial de inmigración, mientras timbra sin apuro cada pasaporte con una gran sonrisa.

-Le aseguro que no será la última -dice.

Desde aquí, desde la puerta de entrada a este país de 32 kilómetros de extensión -once de ellos de playa-, uno empieza a entender, entonces, que el negocio de Aruba es venderse como el paraíso: uno con 52 semanas de sol, con aguas cristalinas, libre de huracanes, con el clima y la gente más amigable de todo el Caribe.

Probablemente, los turistas que hoy deambulan por el aeropuerto tomarán un taxi y se dirigirán a alguno de los grandes resorts que han colonizado el norte y el centro de la isla. Probablemente, muchos de esos hoteles tendrán acceso directo a una playa con hamacas blancas, reposeras y toallas en perfecta combinación con el agua color turquesa y la arena fina que se escurre entre los dedos. Probablemente, los visitantes pasarán una semana aquí, desayunando, almorzando y comiendo, disfrutando de la barra libre y el show nocturno. Haciendo todo en un mismo lugar.

Probablemente, muchos se irán de Aruba sin conocer nada de la isla más allá de sus famosas playas. Es más: durante la estadía, uno podrá escuchar, de la boca de los mismos turistas, frases como "Aruba es una isla de plástico" o "no hay mucho que hacer además de la playa".

-Nosotros alentamos a la gente a que vaya más a los bares locales, a que conozca la cultura -dirá, unas horas más tarde, Ricardo Croes, arubano de 53 años que trabaja en en la Oficina de Turismo de Aruba. Croes ha desarrollado su vida en torno a esta actividad, tal como lo hace el 75 por ciento de los arubanos (muchos de los cuales también llevan el apellido Croes: es uno de los más comunes de la isla; el otro es Maduro).

-Nos concentramos en servicio, en importar desde afuera todo lo que quiere el turista, en darle una playa muy bonita y un hotel -dice Ricardo-. Pero no tenemos mentalidad para que el turista conozca nuestro pueblo.

Oranjestad: capital cosmopolita

Aruba, una de las islas más pequeñas de las Antillas Menores, tiene una historia que se abre a pasos del aeropuerto, la capital Oranjestad, donde viven 30 mil personas de 94 nacionalidades distintas. Claro que hoy la gente que se deja ver por las calles es poca: durante estos días el país ha estado de fiesta, celebrando la 59 versión del carnaval, la coronación de las reinas y la preparación del gran desfile que recorre la ciudad.

Los nacidos en Aruba hoy son una mezcla de inmigrantes venidos de todo el mundo que llegan aquí a trabajar en la hotelería, buscando un trozo de su propio paraíso: el sueño arubano.

-Es que aquí...

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