El Presidente alemán renuncia agobiado por un escándalo de supuesta corrupción
Acorralado por un escándalo de corrupción del que se declara inocente, el Presidente alemán Christian Wulff renunció ayer a su cargo, una decisión precipitada por la próxima apertura de una investigación en su contra y que, en medio de la crisis económica de la Zona Euro, significa un fuerte golpe a la Canciller Angela Merkel.
Por semanas, el político demócrata cristiano y aliado de Merkel rechazó las acusaciones de tráfico de influencias y se defendió hasta en TV por haber recibido un crédito en condiciones supuestamente ventajosas que le dio un amigo empresario cuando Wulff era jefe del gobierno de Baja Sajonia (2003-2007).
Pero no pudo sostenerse más tiempo en el cargo una vez que los fiscales pidieron al Parlamento remover su inmunidad legal, el jueves en la noche, el preludio de una investigación judicial en su contra.
Es la primera vez en la historia de Alemania que se pide levantar la inmunidad de la que goza el Jefe de Estado, quien tiene un rol principalmente protocolar (ver nota relacionada).
La Canciller Merkel, quien promovió la candidatura de Wulff a la Presidencia tras la sorpresiva renuncia de Horst Köhler en 2010, lamentó la decisión y propuso a los partidos de la oposición la búsqueda de un candidato conjunto como sucesor (ver recuadro). De forma interina, será reemplazado por el presidente de la Cámara Alta, Horst Seehofer, de acuerdo a la Constitución germana.
Carrera promisoria
De porte aristocrático, siempre sonriente junto a su segunda esposa y equilibrado en sus maneras, Wulff era el perfecto Jefe de Estado alemán, como lo describió el diario El Mundo. A sus 52 años fue el Presidente más joven de la República Federal Alemana y el segundo católico en asumir la jefatura del Estado.
Todo iba bien hasta que el pasado 15 de diciembre el diario Bild desató el escándalo de corrupción al publicar pruebas de que durante su etapa como gobernante de Baja Sajonia había ocultado un préstamo personal de medio millón de euros, concedido en 2008 por su amigo el empresario Egon Geerkens.
El periódico reveló además que, al enterarse de que publicarían el caso, Wulff llamó al director del Bild para convencerlo de que no lo hiciera, amenazando con querellarse y cortar las relaciones con el grupo editorial.
La arremetida contra el diario empeoró la situación del Presidente. Poco después, se descubrió que los papeles iban firmados también por la mujer de Geerkens. Y ese detalle lanzó la investigación a sus cuentas privadas.
Vacaciones...
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba