Aldo Schiappacasse y sus circunstancias - 26 de Julio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 521378210

Aldo Schiappacasse y sus circunstancias

El otro Schiappacasse es el que aparece cuando se apagan las luces. Ese habla menos y es el que sufre cada vez que en la calle le preguntan si sus hijos, de 10 y 8 años, son sus nietos; el que dice que no quiere dejar de ser gordo, porque entonces, tal vez, pasaría a ser otras cosas que no se atreve ni a pensar; el que ha querido renunciar, porque ha cometido errores imperdonables al aire; el que puso un cheque personal de 18 millones de pesos en la mesa de un ejecutivo de televisión que lo amenazaba con cobrarle la millonaria indemnización si es que renunciaba al canal; el que hizo primero y segundo básico en un colegio de niñas y sufrió bullying cuando se cambió a uno de hombres; el que con 12 años se quedaba a cargo de su casa cada vez que su mamá viajaba fuera de Chile a estudiar; el que ha logrado adaptarse a las circunstancias que le han tocado.

-De eso se trata todo, de acomodarse a la vida, ¿no? -dice.

Aldo Rómulo Alejandro Schiappacasse Cambiaso, 53 años, periodista deportivo, comentarista de cine, premio Nacional de Periodismo Deportivo, padre de cuatro hijos, dos matrimonios, ex rostro de TVN y Chilevisión, hoy de Canal 13, uno de los mejor evaluados del reciente Mundial de Fútbol, sabe de lo que habla.

La noche más negra

Es junio de 2007, y en Venezuela se juega la Copa América. Aldo Schiappacasse está allá, transmitiendo para Canal 13. Es el horario del noticiero. Ha dormido poco y mal, algunas cosas se le confunden, y durante 40 minutos habla del siguiente partido de Chile, equivocando el nombre del país rival. El director del programa lo corrige, él sigue. El conductor de Teletrece lo corrige, él no cambia. Un colega le sopla el nombre correcto del país, él porfía.

Se apagan las luces y como un telón que cae, Shiappacasse se da cuenta del error. Se para de la silla y cae al suelo. Sus compañeros lo llevan al hotel. Es el inicio de su noche más negra.

-Fue tremendo. Me morí de vergüenza, el poco rigor profesional, cómo tan tonto. "No sirves para esto". Eso era todo lo que pensaba y sentía. Esa noche me encerré en la pieza del hotel, tomé hasta que me curé y dije: "No voy a seguir en esto. No puedo" -cuenta.

Al otro día estaba pensando en cómo iba a plantear su renuncia, cuando le avisaron sobre los actos de indisciplina, destrozos y acoso que habían protagonizado jugadores de la selección chilena en Puerto Ordaz. Se subió a un auto, viajó 150 kilómetros para encontrar el enlace de satélite y golpeó con la noticia. No volvió a hablar de renunciar, al menos por ese año.

Aldo Schiappacasse trabaja con la exposición de su rostro y opiniones. Y está acostumbrado a las consecuencias, que lo insulten porque un equipo ganó o porque el mismo equipo perdió.

-Entiendo que soy un comentarista deportivo y que hay gente que va a decir que este tipo no cacha nada. Francamente, a estas alturas, no me importa nada -dice.

El último insulto fue por el programa Yo amo los 90, que él conduce.

-Los 90 fue una década infame y salir haciendo un programa que se llama así, es para que la gente me crucifique. Me han dicho cosas en la calle, incluso personas que respeto profesionalmente. Es un despropósito decirlo cuando el programa está todavía al aire, pero es así.

Schiappacasse dice que su racional cabeza siempre es la que manda. Cuenta que uno de los momentos de mayor frialdad profesional y personal fue cuando en 2005 entró en conflicto con CHV. Trabajaba en Tolerancia cero cuando Sebastián Piñera, entonces dueño del canal, decidió ir de candidato a la Presidencia. A él, dice, le pareció mal que...

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