El alcalde en su laberinto - 12 de Julio de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 519345558

El alcalde en su laberinto

-!Que se vaya el alcalde¡ !No lo queremos acá¡ !Él incendió los cerros¡

Adentro, en esta pequeña casa de dos pisos, termina la ceremonia de inauguración del jardín infantil Guacolda, en el cerro Las Cañas, el primero que se reconstruye después del incendio que el 12 de abril pasado arrasó con 10 cerros de Valparaíso. Jorge Castro, el alcalde, ríe nerviosamente y se retira entre apretones de manos y besos.

Pese a que afuera protestan apenas unas 10 personas, ya llegó una dotación de carabineros de Fuerzas Especiales. Castro se abre paso entre los manifestantes y cuando se sube a su auto, uno de ellos arroja una bolsa de harina sobre el capó.

Varias cuadras después, serpenteando cerro abajo, entre las casas que se reconstruyen en la misma zona del desastre, Castro dice de quienes le gritaban:

-Es la gente que no quiere irse de acá. Son los que siempre se oponen a todo. Hace unos días apedrearon el auto.

Camino a la Municipalidad, bajo el frío de este día en Valparaíso, el alcalde revisa papeles en el asiento trasero del auto. Está solo con su chofer. Nadie lo acompaña a los actos oficiales. No tiene comitiva que lo siga en sus visitas a terreno.

-Prefiero así -explica.

Dos bistecs de hígado

Jorge Castro, 58 años, casado, cinco hijos, militante UDI, es porteño: nació en el barrio Santa Elena, conocido porque ahí estaba la antigua fábrica Costa y por sus futbolistas y boxeadores. Hijo de un carabinero y una dueña de casa, vivió en varios barrios de Valparaíso, pero fue allí, en Santa Elena, donde pasó los años que más lo marcaron.

-Yo me crié en la calle -dice.

Ya en su oficina, Castro recuerda las hermosas casas de su infancia, la antigua plaza y su familia.

-Mi papá era como un paco antiguo. Usaba botas de montar, era muy esbelto, muy buen físico, ojos claros, tez morena, pintoso. Causaba sensación, tenía sus fans.

Su madre, al contrario, era blanca "como el papel". Se separaron cuando él aún era muy pequeño.

-Mi familia tenía muchas carencias emocionales y económicas. Estábamos lejos de tener un hogar constituido, no teníamos un estímulo de mi padre, no tengo recuerdos de tener un almuerzo de domingo con mi familia.

Su padre decía que tenía mucho trabajo, pero el alcalde hoy sabe que a él le entusiasmaba más estar afuera que en su casa.

-Era un poco mujeriego. Yo me daba cuenta de eso por las constantes peleas que tenía con mi mamá, por lo que alegaba. Y él veía llover nomás. Lo de picarón, no se lo sacaba nadie.

Su madre finalmente decidió dejar la casa después de esperar por mucho tiempo que fuera su esposo el que se marchara. Se llevó a Jorge Castro con ella: era el más pequeño de los cuatro hijos del matrimonio. Se fueron a la casa de la madrina del niño y lo dejó viviendo ahí, solo. Sus hermanos se quedaron con su padre. Ella se fue a trabajar como cocinera en un restaurante. En aquella época, Castro tenía 6 años.

-Estuve viviendo con mi madrina tres años así y no veía a mi...

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