Alberto van Klaveren 'No hay que revivir la grieta y la división' - 12 de Septiembre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 942795941

Alberto van Klaveren 'No hay que revivir la grieta y la división'

A lbert Samuel van Klaveren y Sonja Catharina Stork eran un joven matrimonio de inmigrantes de los Países Bajos que dejó Ámsterdam para iniciar una nueva vida en Chile a mediados de 1950. La pareja venía a buscar un nuevo horizonte y dejar atrás una historia familiar en la que se engarzaban la amargura, la persecución, el miedo y la resiliencia. Tenían origen judío y eran sobrevivientes del Holocausto. Con ellos venían dos hijos: Leo Albert y Albert Leo (cuatro y dos años, respectivamente). Los niños no compartían sus nombres en distinto orden por una equivocación o un capricho: era un homenaje al hermano menor de su madre, Albert Emanuel Stork, quien habría muerto en el campo de concentración de Auschwitz, donde fue transportado desde el campo de tránsito de Westerbork, en la provincia de Drenthe, en el noreste de los Países Bajos.Siete décadas después de su llegada a Chile, la frase la dice Alberto Leo van Klaveren Stork, el menor de los hermanos, quien españolizó su primer nombre y que desde marzo es el ministro de Relaciones Exteriores.-El tío Albert murió con su mujer, que estaba embarazada de siete meses.Es martes 5 de septiembre. Alberto van Klaveren está en uno de los salones de la Cancillería. Este hombre de palabras precisas ahora se asoma cautelosamente en su historia familiar.Cuando la invasión nazi llegó a los Países Bajos, el matrimonio Van Klaveren Stork se refugió durante tres años en un sector rural cercano a la frontera con Holanda.-Estuvieron escondidos de los nazis porque mi madre corría peligro. Ella era judía 100% y mi padre tenía sangre judía, pero su familia era protestante... Tuvieron suerte porque estuvieron esos tres años en una villa de descanso para gente acomodada. Mi madre trabajaba en distintas funciones como la cocina, mientras mi padre lo hacía en el campo.Cuando terminó la guerra regresaron a Ámsterdam. El matrimonio se quedó a vivir con los abuelos maternos del ministro, quienes estuvieron escondidos en un pueblo de la región más religiosa de Holanda.-Se quedaron con ellos para apoyar a mi abuela que estaba muy traumatizada por la pérdida de su hijo. Ella durante más de un año, después de terminada la guerra, estuvo mirando por la ventana para ver si llegaba su hijo, porque en el Holocausto hubo mucha gente que se refugió en otros países y que regresaba -dice Van Klaveren y comenta que su abuela tenía seis hermanos, pero tres murieron en la guerra.-Aunque en Holanda no se habla así, en la práctica, digamos, fue como un detenido desaparecido, porque nunca más se supo de él, se desvaneció.-¿Por qué inmigraron a Chile?-Después de la guerra mis padres no querían esperar una tercera guerra mundial en Europa y emigraron a Chile, donde una rama de mi familia se había instalado con una empresa de confección... Ellos volvieron años después a Europa, pero nosotros nos quedamos acá.Alberto van Klaveren vivió su infancia y juventud en la calle Las Petunias, cerca de la esquina de Pocuro con Tobalaba. "Éramos distintos", resume sobre esos primeros años en Chile. Sus padres hablaban inglés, francés, alemán y aprendieron el español ya adultos ("Mi mamá hablaba con un acento muy fuerte que provocaba la risa de mis compañeros"). En su casa, dice, la comida era distinta ("Al principio no conocía la comida chilena y hoy no soy fanático de la cazuela, pero el tomaticán me gusta").Aunque pensó estudiar Economía, terminó en Derecho en la Universidad de Chile. Y luego encaminó sus pasos al estudio de las relaciones internacionales.-Yo crecí en una familia para la que la Guerra Fría era una preocupación y también el avance de la Unión Soviética. En Chile se veía como algo muy lejano, pero para nosotros era...

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