El ajedrez de Bufalino - 6 de Julio de 2013 - El Mercurio - Noticias - VLEX 447013854

El ajedrez de Bufalino

Hace bastantes años fui a entrevistar al escritor siciliano Gesualdo Bufalino en Comiso, un hermoso pueblo de su Sicilia natal, cerca de Ragusa. Puedo precisar con exactitud la fecha de esa visita -14 de junio de 1996-, no por mi buena memoria, sino porque ese mismo día Bufalino murió.

Así, una coincidencia aciaga convirtió mi entrevista, súbitamente, en póstuma. De ella (que se publicó acá y en un par de revistas extranjeras) no recuerdo, curiosamente, nada. En cambio, recuerdo bien que me recibió a almorzar en un modesto y cómodo departamento. Recuerdo que su señora, Giovanna, preparó unos exquisitos ñoquis según una antigua receta sícula ( causunedda se llamaban).

Recuerdo a Bufalino -que llegó a la literatura y al matrimonio pasados los sesenta-, enjuto, entusiasta y hospitalario como solo puede serlo un mediterráneo como él. Recuerdo que parecía inusualmente jovial para sus años, y trato ahora, inútilmente, de rebuscar en mi memoria alguna señal del merodeo de la muerte, que se hallaba tan próxima a nosotros, como si aquella tuviese la cortesía de anunciarse. Recuerdo que nos fuimos caminando (demasiado rápido para mi ritmo, pero no para el suyo) de su casa a la biblioteca municipal -donde se llevó a cabo la entrevista-, por calles estrechas que descendían suavemente. Recuerdo algunos suntuosos edificios -puro barroco siciliano- y, sobre todo, recuerdo la luz enceguecedora del verano.

Recuerdo que Don Gesualdo me prestó sus lentes oscuros y me hizo un comentario acerca del contraste entre luz y muerte en la cultura de Sicilia. Al terminar la entrevista...

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