Agarra Aguirre - 22 de Julio de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 733085677

Agarra Aguirre

Deberíamos estar agradecidos con Jaime de Aguirre y su contrato con cláusulas ocultas al mejor estilo Sampaoli. Más allá de la anécdota -una anécdota bastante grotesca-, este episodio nos permite detenernos a reflexionar sobre cierta cuestión importante para nuestra democracia: ¿Tiene sentido que exista una televisión estatal?Esta pregunta no puede ser respondida con un "sí" o un "no" si antes no nos preguntamos por la finalidad de este tipo de televisión. Su existencia tiene que ver con el famoso y mal entendido principio de subsidiariedad, que no consiste en la simple abstención estatal, sino que exige la acción decidida de los poderes públicos para conseguir una serie de bienes que los privados (es decir, el simple juego del mercado) no pueden proporcionar. ¿Cuáles son esos bienes?De manera bastante ingenua, la Ley Hamilton (1970) señalaba que la tarea de la televisión era "afirmar los valores nacionales, los valores culturales y morales, la dignidad y el respeto a los derechos de la persona y de la familia; fomentar la educación y el desarrollo de la cultura en todas sus formas (...), y entretener sanamente, velando por la formación espiritual e intelectual de la niñez y la juventud". Son palabras conmovedoras, aunque obviamente ese artículo está derogado. Con razón, porque, en términos generales, la televisión chilena abierta no hace nada de eso.Si alguna tarea pudiera tener una emisora estatal de televisión, ella sería conseguir al menos alguno de esos objetivos. Pero nuestro canal nacional de televisión solo se diferencia del resto de las emisoras en el tamaño de sus pérdidas. Si la lógica que domina a TVN es simplemente la del mercado, entonces lo que tenemos que hacer es aplicarle los criterios del mercado, que podrá ser cruel, pero no tonto. Si una empresa produce pérdidas sistemáticas, esa empresa debe morir.Pero he aquí que nuestra TVN no ha muerto. Esa emisora sobrevive una y otra vez a sus crisis económicas. ¿Cómo lo consigue? Con aportes estatales, o sea, con la plata de todos los chilenos. El mérito de los ejecutivos de la televisión estatal es enorme, porque son capaces de convencer a los parlamentarios de que la existencia misma de la cultura, del pluralismo político y de la vida democrática dependen de esos aportes. Sin embargo, me parece que la verdad va por otro lado. Desde hace muchos años, nuestra televisión pública es un gran "Agarra Aguirre", donde lo que se discute no es cómo tener una televisión de calidad, sino...

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