Adultos mayores que vuelven a Venezuela - 8 de Agosto de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 940676156

Adultos mayores que vuelven a Venezuela

L a segunda vez que Nelly Joseph Robinson (80) vino a Santiago ya estaba planificado que se quedaría en Chile. Antes de solicitar una Visa de Responsabilidad Democrática y migrar, vivía sola en un departamento de tres habitaciones en Puerto La Cruz, al oriente de Venezuela. Su hija, que ya llevaba un par de años establecida en Independencia con su marido, quiso que se mudara con ellos para que tuviera mejor calidad de vida y la ayudara en la crianza de su primera nieta.Era 2019 y, salvo por el invierno y el frío, la ciudad le gustaba. Recuerda que podía utilizar las micros, se inscribió en un taller de adultos mayores autovalentes de la comuna donde la atendían kinesiólogos y cada viernes tenía clases aeróbicas en una piscina, hizo amigas en la iglesia, cuidaba a su nieta y cocinaba dulces para vender desde su casa. Pero en marzo de este año volvió a su departamento en Venezuela:-Aquí vivo sola. Puedes despertarte y acostarte a la hora que tú quieras. No molestas. A veces uno necesita estar en su espacio y mi hija también necesita su espacio y yo tenía mi casa sola, no podía perderla. Pero hay otras cosas que te faltan -reconoce por teléfono antes de enumerar las dificultades que ha encontrado al regresar a su país:-Ha sido muy difícil adaptarme. Ir al mercado no es igual, los autobuses están destruidos, los servicios siguen funcionando mal. Se va el agua. Se va la luz. Te dan tu dosis de patria, como decimos aquí. Pero es tu país, ¿cómo hace uno?Lo más difícil, asegura Nelly, no es ni la falta de luz ni de agua ni el internet intermitente. Es hacer rendir el dinero de su jubilación como enfermera para comprar comida y pagar sus medicinas en una economía dolarizada. Al cambio oficial, recibe cinco dólares mensuales de jubilación. Además, el Estado le da un bono denominado "bono de guerra", que serían US$ 19:-Con lo de la jubilación me compro un pollo. Con lo otro alcanzo a pagar los gastos comunes del edificio, que son 15 dólares, y el agua o la luz o algo más. Del resto me ayuda mi hija, como puede, y mis sobrinas. El otro día me dio un dolor en el hombro y como en el hospital solo atienden siete personas al día y entregan los números en la madrugada, yo sola, a esta edad, no puedo ir. Le tuve que pedir a una doctora amiga que me atendiera y luego me ayudaron a pagar las medicinas mis amigas de la iglesia en Chile.Cuando reflexiona sobre la posibilidad de regresar, Nelly Joseph dice que por ahora no es una opción. Tiene que renovar su pasaporte y aunque le gusta estar en su casa, extraña las certezas que le entregaba su cotidianidad en Santiago.-Me hace falta Chile porque extraño a mi nieta y porque allá iba a mis talleres de adulto mayor y me podía mover más...

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