El adiós de una madre - 13 de Diciembre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 655402973

El adiós de una madre

Las semanas que pasé con ella en Argentina recorriendo el cementerio La Chacarita o tomándonos fotos en los alrededores de La Bombonera, Caminito, La Boca, Puerto Madero y Tigre me dejaron tranquila: nunca vi a mi hija tan linda, tan feliz.

"Te amo", le dije con los ojos llorosos el día en que me venía a Chile y ella salía rauda del departamento en que se alojaba junto a una chica brasilera para rendir un examen.

Mi hija, como siempre, sonrió y me tranquilizó:

"No te vas a dar ni cuenta cuando el 13 de agosto estemos las dos acurrucadas en la cama viendo la teleserie brasileña", me contestó cuando aún vivía en el barrio San Telmo y no llegaba a su destino mortal: el sector residencial de Almagro.

A Nicole le faltaba sólo un mes para volver a nuestra casa en Valparaíso cuando fue asesinada, el 15 de julio de 2014. Estaba con las llaves en la mano, volvía de una fiesta, cerca de las 6:00 de la madrugada según registran las cámaras.

A Lucas Ariel Azcona le acaban de dar 35 años en Argentina por su crimen. Es una condena ejemplar, la primera cadena perpetua que se dicta por "odio de género" en toda Latinoamérica, y eso me da alivio. Pero, por otra parte, tras dos años de lucha, estoy cerrando un ciclo y no es fácil volver esta vez de Buenos Aires, y después de ganar esta batalla, sin ella.

La gente se me acerca y me felicita. Pero el verdadero duelo comienza ahora. En la casa donde creció mi hija ahora sí que se siente el vacío.

Hasta este momento yo sólo quería saber la verdad: todos los días despertaba temprano y le seguía la pista a la investigación. La angustia de no saber qué había pasado, y de estar al otro lado de la cordillera viendo cómo arreglármelas para viajar hasta allá, me mantenía ocupada. Era una razón para estar en pie. Pero ésta ahora no existe.

Es difícil aceptar emocionalmente que ella no va a volver. A veces siento el ruido de la llave en la puerta y sigo sintiendo que puede ser ella. En otras ocasiones, veo sus fotos en el Facebook y me parece imposible que haya muerto.

Mi hija era sociable y siempre tenía un panorama. Yo solía esperarla para que me contara lo que había hecho en el día. A diferencia de mi marido y su hermano que tienen una naturaleza más introvertida, ella era para afuera. Todo lo expresaba.

Nicole no sólo era mi primera hija. También era mi mejor amiga, por lo que su partida me duele por dos. A veces voy a la terapia que me entrega la Unidad de Víctimas y Testigos del Ministerio del Interior, y siento que...

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