Adiós al lenguaje - 11 de Junio de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 642184773

Adiós al lenguaje

Godard ha sido, desde sus inicios, el niño más terrible de la Nouvelle Vague, el cineasta más rupturista, vanguardista, atrevido, y también el artista más egótico, cruel y dañino, una casi perfecta mala persona. De igual modo, ha sido, de entre todos los intelectuales y pensadores que tuvo ese movimiento, el más intelectual y especulativo.

Coquetear con la pedantería es en Godard un rasgo de identidad: en Adiós al lenguaje hay referencias a 30 autores literarios, sin contar los nombrados en los diálogos; la música de ocho compositores; citas de a lo menos cinco películas; y, por fin, la orgullosa afirmación de que esta cinta ha sido rodada con cinco cámaras distintas.

Para llevar al límite la provocación, Adiós al lenguaje fue rodada en 3-D, lo que significa que en algunas latitudes no se puede exhibir en su versión original, sea porque no existe la tecnología, sea porque las multisalas no le cederán ni una hora (caso de Chile). Es un obstáculo deliberado, como lo fueron los subtítulos en "inglés navajo" en Film Socialisme, el 2010.

La versión en 3-D proporciona algunos de los momentos más embriagadores de esta película, pero ello no menoscaba del todo verla en 2-D. Desde luego, no hay historia, o hay solo una débil traza: una mujer casada se reúne cada cierto tiempo con un amante; en uno de esos momentos adoptan un perro. Lo que hacen es hablar de todo: de la política, la historia, la guerra, la muerte, la visión, la conciencia. Godard estructura sus reflexiones en dos partes que repiten dos veces la misma dialéctica: La...

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