El adiós del hotel porteño de García Lorca - 31 de Mayo de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844839816

El adiós del hotel porteño de García Lorca

El Hotel Castelar encierra dos historias a la vez: la de su creador, el arquitecto italiano Mario Palanti, y la del gran poeta andaluz, protagonista de las peñas literarias que en el subsuelo convocaron a los escritores más renombrados.El Hotel Castelar podría no haber sido el Hotel Castelar, sino un bello cine de época situado debajo de un conjunto de departamentos con vista a la Avenida de Mayo, quizá la más icónica de las avenidas de la Ciudad de Buenos Aires, que entre fines del siglo XIX y principios del XX se constituía como el símbolo de una incipiente opulencia. Si así hubiese sucedido, el histórico hotel no habría albergado a escritores, pintores, poetas, políticos, periodistas y demás especies que conformaban la escena porteña de la década del 30, una bohemia que atraía a personajes como Federico García Lorca -quien vivió durante seis meses en el Castelar- y Pablo Neruda, entre muchos otros artistas.Así lo descubrieron los investigadores del Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, quienes encontraron, entre los numerosos proyectos del arquitecto italiano Mario Palanti, una similitud muy grande entre el cine que había diseñado para el empresario italiano Luis Barolo y lo que finalmente se transformó en el hotel, propiedad de otro emprendedor italiano, Francisco Piccaluga. Ambos, revela la arquitecta e investigadora Virginia Bonicatto, especialista en la obra de Palanti, eran socios en diversos negocios vinculados a la industria textil. Con la muerte de Barolo, en 1922, el proyecto quedó a la deriva hasta que lo retomó Piccaluga, ya con la idea de convertirlo en un moderno hotel.Fulgor porteñoLa historia del Castelar resume lo que engendraron edificios tan emblemáticos como este: la cultura y la sociedad, expresadas en el arte, la arquitectura y la vida misma. Palanti fue el vehículo que interpretó ese momento particular de una Buenos Aires que avanzaba hacia la modernidad, con aires de grandeza. Dice Bonicatto que el arquitecto era un personaje insondable, autor de casi 40 obras en la capital (el propio hotel, el Palacio Barolo, el Palacio Roccatagliata, entre otros) y de un sinnúmero de proyectos que jamás vieron un ladrillo. "Es digno de una serie de Netflix", bromea. "Palanti representa a un arquitecto formado a fines del siglo XIX en el norte de Italia, y su obra la plasma en Buenos Aires, que le da la oportunidad de trabajar en una metrópolis, con la escala americana, el dinero, la especulación de ese momento...

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