El acoso electoral - 18 de Octubre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 695011853

El acoso electoral

A pesar de que están en posiciones tan distintas, esos tres segmentos de electores están siendo objeto de acoso electoral.

En todo orden de cosas, los acosos están mal vistos en el país y son materia de políticas destinadas a impedirlos o a sancionarlos. Pero en la campaña electoral, al revés, pareciera que todo estuviese permitido. Casi no hay publicidad, y quizás por eso mismo, las presiones orales son más fuertes.

Una de las izquierdas -Guillier-, moderada en las formas, acosa por igual a los partidarios de la otra izquierda moderada -Goic- y a los electores de la izquierda desfachatada, Sánchez. Desde la campaña del senador se presiona a los votantes de la DC y del Frente Amplio para que en segunda vuelta lo apoyen, a como dé lugar.

Es un acoso con fundamentos lógicos.

Guillier sabe que en primera vuelta los votantes naturales de Goic y de Sánchez serán fieles a esas dos candidaturas y que la presión, por lo tanto, debe referirse solo a la segunda vuelta. Ahí, como buenos izquierdistas, todos se unirán, porque no hay nada que movilice más a aquel sector que la noción de enemigo común.

El acoso de la campaña de Guillier es moderado, no da para "delito". Presiona, pero casi siempre entiende que no debe dañar vínculos ni debilitar afectos.

En la otra vereda, la situación es bien distinta.

El acoso de la candidatura Piñera -del candidato, de los parlamentarios, de los miembros de su equipo de campaña, de los dirigentes de los partidos que lo apoyan, de los columnistas afines, etc.- se ha hecho sistemático respecto de los electores de Kast en primera vuelta.

¿Qué cifras están sirviendo de base para esa agresiva actitud?

Hay varias posibilidades. O en el comando de Piñera le creen al 5% que algunos sondeos le otorgan a Kast o, por el contrario, están conscientes de que la adhesión al diputado independiente ya se ha empinado sobre el 10%.

Si operan sobre el primer supuesto, no tiene sentido intentar privar a un candidato de su voto más duro: quien tiene el 5% lo tiene bien amarrado y a lo más va a perder un 1%, porcentaje totalmente desechable para quien lograse arrebatarlo. Y si los piñeristas están...

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