Un acertijo llamado Bruselas - 9 de Julio de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 937189278

Un acertijo llamado Bruselas

A rriba de un viejo tranvía, una mujer habla en español a viva voz. Dice que espera encontrar en la ciudad, o incluso en el campo, una oportunidad de trabajo, y que hay varios migrantes, como ella, en la misma situación. Por un momento siento la incomodidad de saber que escucho una conversación ajena, pero luego recuerdo que estoy en Bruselas, la capital de los acertijos, espías y detectives.Al bajar del transporte, ya en la Estación Central de Bruselas, encuentro a un grupo de personas que improvisan sus camas en unas bancas de metal e intentan dormir. También, a un par de metros de distancia, una mujer de pelo enmarañado (que alguna vez peinó) saborea con entusiasmo un algodón de azúcar y se acerca a la gente para pedir dinero. Sus brazos lucen laceraciones, que atribuyo a la adicción al pinchazo de jeringas. Ella insiste en su gestión: agita las manos, pero nadie responde. Se enoja, luego grita alguna palabrota en un francés ininteligible y se marcha sin dejar de comer su algodón de azúcar.Esas serían las primeras postales que tendría de mi recorrido por Bruselas. Quizás imágenes que pocos, o derechamente nadie, esperan de una ciudad que es sede de la Unión Europea, también principal oficina del Parlamento Europeo, de la OTAN y de otras importantes organizaciones. Pero podríamos convenir también que es una escenografía honesta, reflejo de una capital diversa (y en lo oficial, trilingüe: francés, neerlandés y alemán son los idiomas, aunque -se ve- no cuesta toparse con otros).A la salida de la Estación Central ya hay mucho más por descubrir para alguien que llega por primera vez. Las estrechas calles adoquinadas son laberintos que remontan a tiempos feudales, allá por el siglo XI, cuando se establecieron aquí los primeros comerciantes y mercaderes, oriundos de las prósperas regiones del Condado de Flandes y de Renania.Las callejuelas que recorro están en pendiente. Más tarde, un irlandés me contará que el río Senne, que atraviesa la ciudad, era una de las principales vías navegables de transporte en Bruselas, pero que se contaminó demasiado. Por eso, durante la segunda mitad del siglo XIX, los belgas decidieron recubrirlo, para más tarde construir edificios y bulevares alrededor. Algunos locales aseguran que este acontecimiento marcó la historia y el aspecto actual de la capital.La piedra filosofalCuando arribo a la Grand Place (Grote Markt, en neerlandés flamenco), considerada por Víctor Hugo como una de las plazas más bellas del mundo...

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