Al acecho en Mato Grosso - 6 de Agosto de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 940627139

Al acecho en Mato Grosso

E speramos que pronto se quiebre la aparente monotonía del Pantanal y aparezca la criatura que hemos buscado cómodamente desde una lancha que avanza a cincuenta kilómetros por hora por el río Cuiabá, en la vibrante región de Mato Grosso, en el centro-oeste de Brasil. Somos un grupo de periodistas chilenos y argentinos que anhela ver, aunque sea de reojo y si tenemos suerte, un jaguar. María Neide, 61 años, guía turística por más de dos décadas, contorsiona teatralmente su cuerpo y dice, como si empezara un cuento infantil:-Antes podíamos pasar cuatro días navegando sin verlos, pero ahora se acostumbraron a nosotros y hasta modelan para las fotos.La frase es una exageración, pero es cierto que los jaguares pasaron de objetos de caza a criaturas que han prosperado en las últimas décadas. Mucho, dice María, porque tiempo atrás "nadie los respetaba". Era común, por ejemplo, que terratenientes los derribaran a tiros para prevenir que comieran sus terneros o que se ofertaran combos turísticos de ochenta mil dólares por cabeza para cazarlos.María, nuestro puente al Pantanal, sabe cautivar con datos y gestos histriónicos que exaltan la pasión por su trabajo; trabajo que para ella es sinónimo de diversión, de locura. Apenas la conocemos, pero rápidamente percibimos que no hay pregunta que no sea capaz de contestar.El Pantanal, dirá días más tarde, es su vida.La espera es deliciosa. Han aparecido caimanes, capibaras, búfalos, garzas blancas, pero... ningún felino. Biju, 58 años, guía turístico y originario de Poconé (el punto de partida para despegar al Pantanal), espera que tengamos éxito. Él maneja la lancha y se contacta con otros operadores por si aparece uno en otro recoveco. Hasta ahora, nada. Su futuro y el de la mayoría de los conductores de lancha depende del jaguar: si no aparece, el turismo peligra. Años atrás, Biju vivía de la pesca, pero eso se terminó según él por los daños que ha provocado el cultivo de soja.-Ahora necesitamos cuidar al jaguar, porque ahí está el futuro de las próximas generaciones -dice él.La voz de Biju apenas logra imponerse al ruido del motor. Su mirada es distante. Su cuerpo, enjuto. Dos datos: aprendió a manejar una canoa de madera a los cinco años y una vez, de noche, se encontró frente a frente con un jaguar.-¿Sentiste mucho miedo? -pregunto.-No. Yo le tengo miedo a los búfalos.En el Pantanal la vida humana es una nota al pie de página. La variedad de especies, en cambio, es tal que los números se vuelven abstractos: más de 1.130 especies de mariposas, 650 de aves, 230 de peces y...

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