¿Se acabó el milagro económico chino? - 27 de Noviembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 546079814

¿Se acabó el milagro económico chino?

Durante mi estadía en Beijing a partir de 2011 como corresponsal de The Wall Street Journal, China pasó a ser el país que más comercia en el mundo, dejando atrás a Estados Unidos, y se convirtió en la segunda economía del planeta, sobrepasando a Japón. Los economistas dicen que solo es cuestión de tiempo para que China se convierta en la mayor economía del mundo.

Durante este período, el Partido Comunista designó un nuevo y poderoso secretario general, Xi Jinping, que se autoproclamó como un reformador, lanzó un plan de 60 puntos para transformar la economía del país e inició una campaña para extirpar la corrupción.

La campaña, tal y como me señalaron sus partidarios, asustaría a los burócratas, los políticos locales y los ejecutivos de las megaempresas estatales -la "santa trinidad" de los intereses creados- y los llevaría a respaldar los cambios impulsados por Xi.

Entonces ¿por qué al irme de China después de casi cuatro años, soy pesimista sobre su futuro económico? Cuando llegué, el Producto Interno Bruto (PIB) se expandía casi 10% al año, como había ocurrido durante casi 30 años: un logro sin precedentes en la historia económica moderna. El crecimiento se ha desacelerado a cerca de 7% al año. Los empresarios occidentales y los economistas internacionales que trabajan en China advierten que las estadísticas oficiales del PIB son confiables solo como un indicador de dirección y la flecha apunta claramente hacia abajo. Los grandes interrogantes son hasta dónde y a qué velocidad.

Mi propia cobertura sugiere que somos testigos del final del milagro económico chino. Estamos viendo exactamente cuánto depende el éxito chino de una burbuja inmobiliaria impulsada por la deuda y de gastos influidos por la corrupción.

La mayoría de las ciudades que visité están rodeadas de inmensos complejos de departamentos vacíos cuyas siluetas se pueden apreciar solo en la noche gracias a las luces parpadeantes de los pisos más altos.

Estuve particularmente consciente de esto en los viajes a las llamadas ciudades de tercer y cuarto nivel; es decir, las alrededor de 200 ciudades con poblaciones que van desde 500 mil a varios millones de habitantes, que las personas de Occidente rara vez visitan, pero que representan el 70% de las ventas de propiedades residenciales.

Desde la ventana de mi hotel en la ciudad de Yingkou, en el noreste del país, podía divisar edificios de departamentos vacíos a lo largo de kilómetros y apenas un puñado de autos transitaba por las...

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