'Abrí un camino para el atrevimiento' - 5 de Abril de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 632145553

'Abrí un camino para el atrevimiento'

-"Mi mamá era una revolucionaria también"- dice Paula Zobeck Montt, diseñadora de vestuario, dueña de la tienda más emblemática de la galería Drugstore, ícono fashionista del Chile de los 80 y hoy emblema vintage de los adoradores del kitsch.

Los primeros recuerdos de Paula sobre la ropa tienen que ver con la subversión. Recuerda que las interminables jornadas de sol en que su madre vestía el bañador de dos piezas terminaban a la hora de la comida con la mamá encerrada en su habitación, porque el severo abuelo no le permitía bajar al comedor. También se acuerda de que ella y sus tres hermanas estaban obligadas a vestir igual.

-"Nos vestían como trillizas" -dice casi con espanto-. Con esos delantales blancos con vuelos, con cola de caballo y con una cinta en el pelo del mismo color... Era atroz. Se ensuciaba una y todas pagábamos el pato, nos teníamos que cambiar las tres para seguir siempre igual.

-Entonces su estilo fue una protesta.

-Yo creo que me rebelé -contesta y lanza una sonora carcajada-. Debe haber sido un trauma, creo yo, porque no éramos tan chicas y nos vestían iguales, fíjate.

Paula Zobeck pudo dar rienda a su estilo de pelos de colores, faldas vaporosas, calzas elásticas, animal print y colores encendidos solo después de que se fue de la casa, a los 18 años, cuando se casó. Llegó desde Viña del Mar a Santiago en los años 70, de la mano de su marido, un empresario de la música representante de Julio Iglesias, dueño de un sello con que publicaba tanto a Iglesias como a The Clash y de una disquería que se levantó en la naciente galería comercial de Providencia, Drugstore.

-Él era muy celoso. No me dejaba ser -recuerda-, quería que me quedara en la casa y yo solo quería trabajar. Cualquiera hubiera querido tener un marido como él. Tenía todo. Tenía chofer a la puerta, tenía dos casas, en Santiago y en Viña, cinco empleadas a los 20 años, pero yo le decía 'Quiero trabajar, quiero trabajar'. Y él me decía, '¿Querís plata? ¿Cuánto querís?' -parafrasea con rabia, y se calla. Un silencio rabioso, también-. Yo sentía dentro de mí que yo era para hacer algo ¿Me entendís? No era para estar de adorno.

-¿Por eso se separó?

-Por eso, porque me aburría la vida así. Siete años alcancé a durar y me independicé.

Encaje, terciopelo y pañales

Paula Zobeck atraía miradas -lo hace hasta el día de hoy-. Dice que todavía siente en su espalda el asombro de quienes se daban vuelta al verla pasar, y sus oídos recuerdan las risas en sordina que podía despertar. Hace 40 años solo ella usaban sombreros con flores, melenas rojas y botas de plataforma como las que se usan hoy.

-¿Le gustaba llamar la...

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