El aborto es un problema político - 10 de Marzo de 2024 - El Mercurio - Noticias - VLEX 1027058456

El aborto es un problema político

El Presidente Macron consiguió esta semana hacer del aborto un derecho constitucional. A Marina Le Pen le molesta el oportunismo de la medida, pero la apoyó. ¿Extraño? En ningún caso, su postura es coherente con la que mantiene en otras materias esa derecha que no conoce la compasión. En su mundo no hay lugar para los débiles.En cuanto al macronismo, esta jugada política lo caracteriza muy bien. En enero, Macron se presentaba como un gran estadista: preocupado por la catástrofe demográfica que sufre su país, llamaba a la nación francesa nada menos que a un "rearme demográfico".Ahora bien, como en Francia hay 31,5 abortos por cada 100 nacimientos, uno habría esperado un seria política de apoyo a las mujeres en dificultades, que ciertamente no abortan por placer. Muchas de ellas querrían tener esos hijos, pero sienten que no es posible, porque los padres se desentienden y nadie hace nada por ellas, salvo decirles que aborten o que no aborten. Macron tenía una gran oportunidad.Sin embargo, la puesta en marcha de una política destinada a prestar ayuda efectiva a los embarazos vulnerables es cara, y además nos hace conscientes de que la natalidad es una cuestión política, que nos afecta a todos. Es decir, si reconocemos que estamos en presencia de un problema político de primera magnitud, debemos estar dispuestos a hacer sacrificios para ir en apoyo de esas personas. Pero hablar así es menos popular y más difícil desde el punto de vista financiero que regalar una reforma constitucional donde se asegure el aborto. El progresismo, en cambio, queda bien y es barato. "Bonito" y "barato"; solo le faltaría ser "bueno" para alcanzar la perfección en el mercado de las ideas.¿Y qué decir de la izquierda, que también apoyó esta medida? Lamentablemente, a la francesa le sucede lo mismo que a gran parte de las izquierdas occidentales: lleva décadas atrapada en el individualismo. Su discurso actual se resume, como en la canción de Harrison, en tres palabras: "Todo lo que puedo oír: yo-mí-mío".Salvo excepciones, la izquierda actual es incapaz de construir un relato común, porque está prisionera de la cultura de las identidades. Ha perdido densidad política. Su actitud a propósito del aborto es muy expresiva de esa cierta despolitización por tres razones.La primera es que se esfuerza por todos los medios en considerar clausurado el debate, lo que es un recurso que no tiene nada de político. En Estados Unidos no lo ha conseguido y eso los desespera, pero en...

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