82 años de victoria sobre el dolor y la muerte - 6 de Abril de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 863402651

82 años de victoria sobre el dolor y la muerte

Annemarie Wahrenberg -Ana María desde que llegó a Chile en octubre de 1939, escapando del nazismo- vive en Vitacura. Tiene dos hijos, seis nietos y diez bisnietos a sus más de 90 años. Con su cabeza lúcida y su acento chileno que se tiñe de un perfecto alemán cuando pronuncia palabras extranjeras, siente que cumplió su misión en la vida. Pero Ana María nunca olvidó los bototos negros. Aquellos que calzaban los soldados de la S.S. al irrumpir con violencia en su casa de Berlín la noche del 9 noviembre de 1938, cuando ella, con ocho años, abrió la puerta y vio cómo arrastraban a su padre escaleras abajo hacia un campo de concentración. En esa trágica Noche de los Cristales Rotos, como la llamó la historia, 30.000 judíos fueron deportados, mil sinagogas incendiadas y más de siete mil negocios judíos destruidos. Aunque su papá fue liberado gracias a una visa, esa noche selló la suerte de los Wahrenberg. Un año después, padre, madre e hija subieron a un barco rumbo a Haití, a donde nunca llegaron, porque en Panamá supieron que Chile los acogía.Ese verano en Santiago, mientras Ana María, de 9 años, se esforzaba por aprender español y sus padres por trabajar en lo que fuera -25 miembros de su familia se quedaron en Berlín y murieron en guetos y campos de concentración-, en Shanghái, China, se tejía otra historia.A sus 91 años, con pelo blanco inmaculado y perfecta lucidez, Betty Grebenschikoff, viuda de un profesor ruso emigrado a Estados Unidos, saluda desde su casa en Saint Petersburg, Florida, a través de la pantalla. Betty, que alguna vez se llamó Ilse Kohn y después adoptó el apellido de su marido, también creció en Berlín con su familia alemana. Al igual que Ana María, antes de emigrar, era una niña que no tenía derecho a jugar en plazas y parques, a usar sus columpios o a nadar en una piscina pública. En la primavera de 1939, cuando los Kohn partieron a Shanghái -que acogió a 20 mil refugiados judíos que huían del nazismo-, llevaba tres años estudiando en un colegio solo para niños judíos. "No podíamos ir a otros, por una cuestión de raza", recuerda. En su ropa portaba una estrella amarilla y, más tarde, en su pasaporte, tuvo una gruesa línea amarilla que subrayaba la discriminación.Esa escuela berlinesa se convirtió en una marca definitoria en la vida de Ana María Wahrenberg y Betty Grebenschikoff. Allí se conocieron, estudiaron entre los seis y los nueve años y se hicieron íntimas amigas. Como no les permitían jugar con niños arios ni...

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