Nosotros... - 10 de Diciembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 698636765

Nosotros...

Porque todos íbamos al colegio llevando sánguche de palta para el recreo, o de mermelada si no había otra cosa. Los elegantes, de jamón, cuyas mordidas se transaban avarientamente: "seis bolitas de cristal, o un bolón de bronce" por un mordisco regular. Los bolones provenían de los catres de bronce de tías y abuelas que, cegatonas, no se percataban de la merma, y cuyas camas, sin esas bolas que hacían de tuercas, comenzaban a bambolearse peligrosamente de noche, con crujidos que despertaba en ellas íntimas añoranzas.

Todos usábamos galochas en invierno y, los afortunados, llegaban a clases provistos de guantes de lana tejidos en casa, con los que se enfrentaba mucho más humanamente esas salas de clase estupendamente frigorizadas por puertas y ventanas abiertas ("que se ventilen y aguanten y se hagan hombres..."). Afuera, en el patio, una de las entretenciones era romper con los calamorros la escarcha que se formaba sobre las pozas de agua y que duraba hasta bien entrada la mañana. Y los hombres usábamos overoles y no "cotonas".

Todos íbamos, de más chicos, a la matinal del Teatro Metro, en calle Bandera, a ver los monos animados (Ratón Mickey y Pato Donald) y, de menos chicos, a las matinés de las tres de la tarde del Liceo Alemán en calle Moneda, donde tiritábamos de susto con Fu Manchú, una de las seriales preferidas, donde las muertes por atropellamiento de tren o por descuartizamiento en siniestras barracas de madera eran objeto de especial fruición.

Todos leíamos El Peneca y también Simbad el Marino. Cuando alguna tía volvía de Europa por Buenos Aires, solía traernos ejemplares de Billiken...

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