Un velero chileno en el Triángulo de las Bermudas - 26 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 540606518

Un velero chileno en el Triángulo de las Bermudas

La pregunta tiene especial sentido ahora porque el primer destino es Bermudas y su mítico Triángulo: se cuentan al menos 130 naufragios en estas costas desde que Juan Bermúdez descubrió estas islas en 1505. Y se sabe: sobre este lugar se cuentan historias que incluyen todos los efectos paranormales habidos y por haber.

Además de mi familia, la tripulación la forman Sebastián Prieto (25), un algarrobino que lleva años navegando; José Montt (26), chilote criado como maestro de ribera, genial para arreglar cosas a bordo; e Isidora Ureta (22), periodista, conductora de televisión y la única a bordo que nunca antes había navegado.

Con esta responsabilidad a cuestas, recuerdo las palabras del hombre del seguro del velero: "sailing to Bermuda in April is at least challenging", dijo. Navegar a Bermuda en abril es, por lo bajo, un desafío.

No podía estar más de acuerdo.

UNA LOCURA Y UN DESAFÍO

18 de abril

Esta primera travesía es muy complicada: cruzaremos la corriente del Golfo, que avanza a 3 nudos (unos 5,5 kilómetros por hora) por la costa este de Estados Unidos, desde el mar Caribe a Europa. Es parecida a la corriente de Humboldt, pero cálida, y cruzarla es un desafío para todos los navegantes que hacen el trayecto a Bermudas: esta corriente genera remolinos, y si se produce una condición de viento norte contra la corriente, el resultado puede ser unas olas muy escarpadas. Es "la mar arbolada", que todos los capitanes temen. Por eso, mi amigo Warren Brown, de Bermuda, me había recomendado cruzar la corriente 20 millas al este del rumbo directo.

Zarpamos en velocidad con 20 nudos por la aleta, a 9 nudos (casi 17 kilómetros por hora). El océano Atlántico nos recibe con frío y mar revuelto. Isidora Ureta, mareada: hace poco estaba en el muelle de Newport haciendo su nota para el programa de televisión. "Aquí comienza esta nueva aventura", decía entonces, y ahora está vomitando, aferrada a la taza del baño.

Para cenar juntos, en la tarde decido poner el piloto automático, pero falla. !El piloto automático nuevo¡ Frustrados, tenemos que seguir con las guardias.

Decido cocinar algo caliente para subir la moral de la tripulación. La anterior fue una noche ruda, con frío. 25 nudos por la cuadra y el barco surcando las olas a 10 nudos (18,52 kilómetros por hora). Los que hacen guardia quedan mojados por la lluvia y las olas que revientan sobre cubierta. Estoy estresado por los problemas mecánicos.

Antes de empezar el viaje, Isidora había escrito: "Cuando Martin me invitó a esta navegación, recordé a mi papá y uno de sus sueños que nunca pudo regalarme: recorrer los mares del mundo. Así que no dudé. Y aquí estoy: despertando con la cubierta del velero congelada, a pocas horas de embarcarme con destino a Bermuda. El primer chileno en dar la vuelta al mundo a vela me pidió que fuera parte de su nueva aventura, junto a su familia. Convivir en un bote, con gente desconocida, pero que tiene un interés común: el amor por el mar. Aunque dicen que es mala suerte zarpar un viernes, fue este el día que escogió el capitán. Igual que 12 años atrás, cuando partió su expedición Shangrilá. Ambos fueron...

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