Control vía tobillera electrónica ya se aplica a 67 condenados a reclusión nocturna en el país - 19 de Octubre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 539608418

Control vía tobillera electrónica ya se aplica a 67 condenados a reclusión nocturna en el país

"Cuando me dijeron que iba a ser el primero de Chile me pareció interesante y dije que sí, pero a los pocos días me arrepentí", asevera el hombre.

Poco más de 2.500 km al sur, en Tomé, Región del Biobío, M.S.A. (29) luce igualmente una tobillera electrónica en su pierna desde hace poco más de una semana. Él cumple una condena de 36 días por lesiones.

"Aquí -en su casa- están felices, porque me tienen seguro entre las diez de la noche y las seis de la mañana", dice.

A un mes del estreno del sistema en Chile, el tercer país de América donde se usa, luego de Estados Unidos y Costa Rica, ya funcionan 67 dispositivos para controlar a personas que cumplen condenas judiciales inferiores a tres años. Entre ellas, en la modalidad de reclusión nocturna, la única para la que se utiliza este dispositivo hasta ahora.

Para los usuarios de este moderno sistema de monitoreo la convivencia con la tobillera no ha sido fácil.

"Estoy contando las horas y días para que me la saquen", dice el debutante de Arica, a quien le restan dos semanas para cumplir su pena. "Si no uso calcetines quedo con heridas en los pies. En las noches duermo mal, porque la tobillera le molesta a mi señora y hasta mi hija chica -de dos años- se da cuenta que la tengo y me da lata", se queja. Comenta que "el otro día fui a la piscina y me dio vergüenza. Las personas te miran y comentan entre ellas".

Se queja que pese al calor ariqueño, no se atreve a cambiar los buzos y pantalones para que nadie note que tiene problemas con la ley.

"El tema lo conversé con mi abogado, que me aconsejó no reclamar y cumplir con los días que me faltan no más", dice resignado.

Mientras tanto, en Tomé, M.S.A. espera terminar pronto su condena porque es taxista y solo se dedica a esa labor durante la noche. "Ahí tengo mi clientela", asegura.

"Esta cosa -la tobillera- es incómoda. No me puedo mover en la noche más allá de 20 metros a la redonda y vivo en una parcela. El otro día estaba en la casa de mi mamá -a unos 80 metros- y me empezó a sonar: 'Vuelva al punto de referencia', me dijeron primero. 'Vuelva al punto de referencia', me dijeron después, más fuerte. Y después empezó a vibrar. Ahí ya da vergüenza y hay que devolverse no más", afirma.

Pese a ello, aclara que cualquier cosa es mejor que dormir en la cárcel. "Hay que acostumbrarse no más. Por ejemplo, a estar al lado de un enchufe para que se cargue, esperar dos horas desde que uno se ducha para enchufarla, o andar con buzo todo el día, porque con...

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