5 rutas para partir en el randoné y esquí de montaña - 29 de Agosto de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 875183035

5 rutas para partir en el randoné y esquí de montaña

La intrincada geografía aysenina desde lo altoUna de las vistas más bonitas del valle de Coyhaique se puede lograr con esta travesía de medio día hacia la cima del cerro Divisadero , donde hay un radar de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), y que recorre parte de un bellísimo cordón patagónico de baja dificultad.Esta ruta se puede hacer casi todo el año. Parte en el centro de esquí El Fraile , que, cuando está operativo, permite ascender la primera parte de las canchas por los andariveles, para luego poner las pieles en las tablas y continuar por cuenta propia. Si no está funcionando, lo que se hace es, desde la escuela, tomar la pista de la derecha (Cuncuna) y ascender por la orilla, bordeando el bosque de lenga, donde es posible encontrar aves de bosque templado como el carpintero magallánico y hasta huellas de puma. Si hay mucho viento, puede subir por el bosque para protegerse de las rachas, aunque puede ser más cansador por los constantes giros que hay que hacer para sortear los árboles.A diferencia de los circuitos anteriores, en esta parte de la Patagonia la nieve se caracteriza por una humedad mayor, así que se recomienda secar bien la base de los esquíes y las pieles (además de tener los esquíes bien encerados, siempre es bueno llevar cera para pieles), para que no se forme ese molesto taco de nieve-hielo que termina por agotar e impide el deslizamiento fluido.Una vez alcanzada la parte alta de la Cuncuna, se toma la derecha hacia el fuera de pista, marcado por un camino de aplanadora. De inmediato se siente como si uno estuviese en un ambiente de alta montaña surpatagónico: el ulular del viento austral, las lengas achaparradas, la humedad creciente de la atmósfera se hace notar, así que lo mejor es no perder tiempo y seguir al canalón que se monta sobre el hombro del cerro. Después de veinte minutos por este tobogán natural, se alcanza una meseta extensa, desde donde vemos por primera vez el objetivo: un domo blanco que a lo lejos parece una enorme pelota de golf, donde está el radar de la DGAC, que se alcanza tras media hora por una pendiente suave.Aquí impresiona el fuerte viento que moldea la nieve, creando vistas alucinantes que parecen de otro planeta. Contemplamos el valle del río Simpson, del río Huemules, los lagos Cástor y Pólux, el macizo del cerro Castillo y, por supuesto, la ciudad de Coyhaique.Se baja por la misma ruta y es mejor no volver después de mediodía: hay zonas ventosas donde la nieve adopta una textura de escamas, además del riesgo de desplazamiento de los mantos nevados.Con quién: Aysén Somos de Montaña hace salidas guiadas en randoné hacia el cordón del Fraile, Divisadero y a otros sectores de mayor dificultad en la Carretera Austral, como Portezuelo Ibáñez (aysen.somos@gmail.com).El cráter más reciente del volcán MochoLa aventura escénica comienza antes de llegar a la Reserva Nacional Mocho Choshuenco , cuando se atraviesan los suaves lomajes del antiguo complejo maderero de Enco, que miran hacia el lago Riñihue, y se ingresa a un inusitado bosque de cedros y pino oregón que luce como esos parques de sequoias silvestres del hemisferio norte.Es preocupante la poca nieve que hay en el camino de ripio tan adentrado el invierno, lo que permite ir más allá de la guardería de Conaf en la reserva. Tras pagar el ingreso ( 3.700 pesos; niños: 2.100 ), se avanzan unos 800 metros para llegar al recientemente recuperado refugio Mocho-Choshuenco, a orillas del río Blanco.Lo normal para esta época, dice Emilio Bertrán, su actual administrador junto a Erik del Valle, hubiese sido randonear o venir en moto de nieve al refugio desde la guardería. Pero los efectos de la megasequía han hecho que aquí, a 900 metros sobre el nivel del mar, donde ahora debiese haber al menos metro y medio de nieve acumulada, apenas se vean unos manchones blancos.De todos modos, en condiciones normales (y a la espera de un próximo sistema frontal con baja isoterma), la excursión en randoné desde el refugio a las faldas del volcán Mocho es maravillosa. Para hacerla se recomienda llegar el día anterior al refugio, que pertenecía al Club Andino de Valdivia y que, tras décadas en desuso, finalmente se abrió a público con 2 habitaciones compartidas (cada una para 8 personas), cocina, agua caliente y comida al paso...

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