¡Oh, Beit Jala! - 26 de Noviembre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 334416918

¡Oh, Beit Jala!

La foto corresponde a su pasaporte, emitido en Punta Arenas el 23 de marzo de 1936 y allí hay algunos datos importantes sobre él: como que su nombre es Abed Joseff Jalil Brahin, que nació el 20 de octubre de 1893, que es sirio y que viene de Damasco. Se menciona un pueblo, pero es ilegible. También sale que es soltero, que es comerciante, que mide 162 centímetros y que lee y escribe.

Pero las personas que no tienen a nadie y que no saben lo que les espera, mienten, y la mitad de esos datos son falsos. El hombre de la foto probablemente no nació en la fecha que él dijo, porque no la conocía con exactitud. Su segundo nombre no se escribe Joseff, sino Yuseff. No sabía leer. Tampoco escribir, apenas podía garabatear su firma. Y definitivamente no era sirio.

Más importante, entonces, es lo no sale en el pasaporte y que se conservó porque el hombre de la foto se lo contó a sus hijos. Y les contó esto: que había nacido en Beit Jala, Palestina, que allá trabajaba cosechando olivos y que era pobre. Que tenía una familia numerosa, que muchos de ellos emigraron a Libia, que otros llegaron hasta Argentina, que creció bajo el dominio turco y que el día que decidió emigrar, Palestina estaba en manos de los británicos. Así que no tenía papeles y cuando en el Gabinete de Identificación de Magallanes le preguntaron de dónde venía, no quiso decir de Turquía, porque odiaba a los turcos, y no quiso decir Palestina, porque su país estaba ocupado. Entonces hizo lo que muchos inmigrantes como él hacían: contestó lo primero que se le vino a la cabeza:

-Siria.

Y si Abed Yuseff Jalil Brahim, ya convertido en ciudadano chileno, hubiera pensado en todo lo que pasó para llegar hasta aquí, se habría visto partiendo de Palestina sin un peso en los bolsillos, pagando un pasaje en tercera clase, abordando un barco en Haifa o Alejandría, y, luego de más de 10 mil kilómetros y dos meses de viaje, desembarcando en Buenos Aires para después seguir rumbo a Punta Arenas, la ciudad más lejana que encontró.

Casi 80 años después de esa travesía, quien escribe este artículo, nieto de Abed Yuseff Jalil Brahin, hace el camino inverso y vuelve a Beit Jala para buscar sus raíces y conocer la humilde cuna de aquellos inmigrantes cuyos descendientes hoy han conformado algunas de las mayores fortunas de Chile y son figuras relevantes desde la política, las artes y el deporte, hasta la ciencia y la industria.

Primer apunte de Beit Jala. Estoy parado frente al Bar Taboo, cerca de mi hotel. Un letrero indica: "Santiago, 13.224 kilómetros". Acabo de llegar. Corre una brisa tibia. Si no fuera por los autos, por los taxis amarillos, por el ejército de turistas que corre hacia Belén o regresa a Jerusalén, esta ciudad construida sobre una colina, con sus casas de piedra blanca y ocre, con sus calles en pendiente que serpentean hacia todos lados, con sus callejones que llevan a otros callejones, con sus escalinatas curvas, parecería el escenario de una película de Semana Santa.

Hay un aire pueblerino en esta ciudad de la Cisjordania, con 17 mil habitantes -casi la misma población de Puerto Aysén-, y más pequeña que cualquier comuna de Santiago. Hay pocas personas en las calles, la arteria principal se extiende por cuatro cuadras, no hay semáforos, no hay bocinazos, todos se conocen, todos se saludan, todos compran en el almacén de la esquina y todos tienen tiempo de conversar.

-¿De Chile? -me pregunta un taxista, en inglés-. Yo tengo primos allá, los Zerené. Mi nombre es Ramón Zerené.

Ramón nunca ha estado en Chile, no habla español, sólo sabe de su familia chilena por teléfono, pero dice que algún día viajará, porque "a uno le va bien allá". Desde aquí, con la misma idea en la cabeza, salió la mayoría de los palestinos que emigró al país, como los Abumohor, los Sumar, los Pichara, los Chahuán y los Cardoch; los Auad, los Massú, los Tuma, los Lolas y los Elsaca. Hoy hay cerca de 350 mil descendientes palestinos en Chile, la mayor colonia fuera del mundo árabe. Por eso Sebastián Piñera estuvo aquí en marzo y se convirtió en el primer Presidente de Chile en visitar Palestina, tras reconocerla oficialmente como Estado. Y por eso pasó en especial por Beit Jala y...

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