La cabeza dura de Massú - 24 de Septiembre de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 318984223

La cabeza dura de Massú

Desde 2008 viene prometiendo lo mismo: que este no es el final. Dijo a esta revista ese año: "Volveré a estar arriba".

No lo ha estado. No realmente.

Hoy, después de haber sido derrotado junto al equipo de Copa Davis -donde por primera vez en 13 años no fue singlista-, de otra lesión, de haber dado una conferencia de prensa furiosa asegurando que el tenis es un deporte de hombres y que mientras más lo critiquen por sus fracasos más le pondrá huevos, se sienta en el área Vip en el aeropuerto de Santiago, jeans y polera blanca, sus infaltables anteojos de sol, y dice, apasionado:

-Al menos quiero volver a intentarlo, tener un segundo aire.

Nicolás Massú, alguna vez número nueve del mundo, parece cansado de tanto tener que recordarnos dos medallas de oro y ya saben el resto; más respeto con el héroe de Atenas.

Parece en negación ante lo que dice el ránking y las lesiones que se suceden una tras otra en su cuerpo. Pero puede no ser negación. Puede ser sólo el cerebro Massú: convencido, testarudo, enfocado, repetitivo, soñador. Porque pudo, piensa que va a volver a poder.

En el lugar 442° del ránking ATP, piensa que va a volver a poder.

La famosa garra

Historia conocida, la del viñamarino que pasó por los cadetes de Everton antes de que el abuelo Fried lo empujara hacia el tenis. Lo entrena desde los 11 años Nano Zuleta, quien, sentado en la terraza de Redesa, su campo de entrenamiento en Villa Alemana, dice:

-La pasión le viene por la Sonia, ella lo llevaba a los torneos, y como no entendía nada, lo único que le entregó fue amor. El Nico, ganara o perdiera, daba lo mismo, no había presiones como con otros papás.

Y estaba la obsesión de Massú, que según Zuleta, se quedaba horas jugando frontón para practicar y que alguna vez hizo una verdadera pataleta porque tenía un partido y llovía y lo iban a suspender, pero él quiso jugar, y molestó hasta que lo permitieron y ganó. Y su entrenador pensó que este cabro tenía pasión.

Después vino lo que vino: los entrenamientos, los partidos, dejar el colegio, ver a Marcelo Ríos llegar al número uno y pensar que se puede, comenzar a ganar torneos importantes juveniles como Wimbledon o el US Open, en dobles. Y avanza y avanza y todos hablan de su garra, esa palabra tan de cancha, que le entrega finalmente, después de horas agónicas, dos medallas.

-Para llegar a la cima era una lucha contra el pesimismo y contra el optimismo -explica Zuleta-. Porque por un lado Nico es muy realista, cuando perdía se achacaba, empezaba a decir: "No sirvo para esto", y yo soy enfermo de optimista, así que las discusiones eran porque todo iba a salir bien, que tal partido lo perdió por mala actitud, que tal golpe. Esos fueron los problemas que se dieron para llegar a la cima, cosas naturales del proceso. El problema es mantenerse en la cima.

El psicólogo Gilson de Souza, quien trabajó con Massú desde los 13 años hasta entrados los 20, dice que la cabeza de Massú es especial en el mundo del deporte.

-Nicolás tenía una...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR