A 30 años de la operación para traer a Honecker a Chile - 15 de Enero de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 918014404

A 30 años de la operación para traer a Honecker a Chile

El 13 de enero de 1993, a las 14 horas, 30 años atrás, el aeropuerto de Santiago estaba repleto de periodistas.Esperaban a Erich Honecker, el exdictador de la RDA que, al fin, como había sido su deseo desde hacía meses, llegaba a suelo nacional, a pasar sus últimos días.Chile se transformaba en el único país que le daba refugio a un dictador comunista. Sin embargo, pasó algo inadvertido. "Hay que entender que el caso Honecker se produce cuando Chile recupera la democracia y eso genera evidentemente un manto que lo cubre completamente. Se manejó en un círculo muy íntimo de manera muy cerrada dentro de La Moneda", explica el historiador de la USS Cristián Medina.Pero otros lo recuerdan como si hubiese sido ayer. Y ponen énfasis en lo cerca que estuvieron de un quiebre de las "dos almas de la coalición gobernante".Esta es la historia que terminó con el líder de la RDA en ChileEl último deseoDicen los que lo conocieron por aquellos días que, después de la caída del Muro, Honecker nunca aceptó irse a ningún otro país que no fuera Chile. Acá ya estaban su esposa, Margot, y su hija Sonja, casada con el chileno Leonardo Yáñez. Tenía, entonces, un círculo cercano. Y, además, sabía que muchas autoridades del gobierno chileno habían estado exiliadas en la RDA y estaban agradecidas.Por eso, pensaba Honecker, Chile era un lugar seguro. Y el gobierno, en un perfil muy bajo, había estado preparándose para que en verdad lo fuera. "Recuerdo que me ocupé en los días previos de su arribo a Chile de que pudiese contar con asistencia médica de calidad", dice el exministro Enrique Correa.Cuando llegó a Santiago, vía Brasil, los que lo vieron dicen que tenía un aspecto muy austero, vestido con un sombrero, portando un maletín y una chaqueta en la mano. Fue recibido por algunos partidarios -su abrazo con Gladys Marín, secretaria general del PC, dio la vuelta al mundo- que lo saludaban y le entregaban cartas.Todo iba bien. Pero, de todas formas, el gobierno estaba preocupado. Honecker tenía un papel en mano. Parecía que iba a hablar. ¿Sería un discurso político?No fue así. "Le agradezco al gobierno y al pueblo chileno por haberme permitido cumplir mi último deseo personal: ver de nuevo a mi querida señora y valiente compañera", dijo.Le habían pedido cautela y mantener un estricto bajo perfil. De otra forma, Chile no podría seguir ayudándolo.Y es que las réplicas del enojo alemán -iniciado en 1991, cuando Honecker se había refugiado en la embajada de Chile en Moscú-...

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