25 años de problemas en el Sename, vistos por sus ex directores
En verdad, las reformas al Sename se vienen discutiendo desde los años 90, sin que ninguna de ellas se concrete. A pesar de que el problema es conocido, este solo entra al debate cuando ocurre algún incidente con un menor, como el reciente caso de Lissette, de 11 años, que murió el pasado 11 de abril y que llevó a la directora nacional, Marcela Labraña, a renunciar.
Antecesores de Labraña coinciden en el diagnóstico. Es un servicio que presenta problemas de recursos, deficiencia en la atención de salud mental para los niños y poca vocación en algunos funcionarios de la entidad. También concuerdan en que la manera en que se trata a los jóvenes con antecedentes penales y aquellos vulnerables debiera separarse.
¿Por qué después de todos estos años el cambio no se produce? Cuatro ex directores nacionales responden.
"El problema es que los niños no votan""No ha cambiado el servicio, porque falta que la sociedad y el Estado asuman que aquí tenemos un problema muy grave de atención, y nadie ha tomado medidas para arreglarlo", dice Marcelo Zapata, quien llegó al Sename en 1997 y se quedó hasta el 2000. En sus inicios enfrentó una realidad que, dice con desazón, no es muy distinta de la actual.
El primer aspecto sobre el que llama la atención es la selección del personal: al llegar se encontró con trabajadores que no tenían vocación ni entrenamiento adecuado para tratar con menores. "Había unos que eran una maravilla, que se dedicaban por entero. Pero otros lo veían solo como una pega más", dice Zapata.
Dentro del servicio existen centros públicos administrados por el Sename y privados que reciben una subvención. En la fiscalización de todos ellos, el sociólogo encontró otra deficiencia: el número de supervisores "era muy bajo", sobre todo en el caso de los destinados a revisar el funcionamiento de los centros privados. El tema concitó atención pública en 1997, cuando una falla eléctrica provocó un incendio en un centro de Coanil en Colina, desatando una tragedia que significó la muerte de 30 menores. "Todos decían 'por qué no revisaron la electricidad, pero no había eléctricos ni recursos para hacerlo'", asegura.
Y es que precisamente el tema monetario ha sido un mal endémico dentro del servicio. Zapata fue a todas las discusiones sobre Presupuesto en el Congreso, donde constataba cómo la cifra asignada a su entidad era significativamente menor que la petición formulada originalmente por ellos a Hacienda. Y hacia ese ministerio apuntan sus...
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