200 años sin Madame de Staël ni Jane Austen - 23 de Julio de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 688662329

200 años sin Madame de Staël ni Jane Austen

Madame de Staël fue la hija única y querida de un matrimonio suizo aristócrata y millonario. Muy pronto, la niña deslumbró con su exuberancia discursiva y se convirtió en protagonista indiscutible del salón parisino de su madre, cuyos esfuerzos iban destinados a impulsar la carrera política de su marido, cónsul de París. Heredó de la madre sus dotes como salonnière y cuando creció organizó a su alrededor uno de los espacios parisinos más influyentes y poderosos de la época. Pero Staël no se limitó, como la mayoría de las mujeres, a ejercer de salonnière exquisitamente educada, ni sacrificó su actividad intelectual o su vida amorosa. Muy al contrario, su programa vital giró alrededor del entusiasmado amor por la filosofía, la política y el abandonarse a los placeres de la carne.

La escritora exiliada

Jane, en cambio, fue la séptima hija del matrimonio Austen; nació y creció en el entorno rural de la parroquia que gobernaba su padre. Aunque sin tantas tierras, el estatuto social de la familia era el de los gentry . A los 25 años, Jane se mudó con su familia a Bath: su padre, recién jubilado, quiso fijar su residencia en la ciudad balneario de moda.

A pesar de las fiestas, las visitas familiares y las confidencias con su hermana Cassandra, Jane nunca se sintió cómoda allí. La escritora fue siempre una exiliada, condenada al peregrinaje: una red de obligaciones familiares extendida por diferentes condados exigió durante toda su vida la presencia inexcusable de Jane y de Cassandra allí desde donde se las llamara.

Con la muerte de su padre, se vieron obligadas a ajustar una economía doméstica que menguaba y se produjo otro cambio de residencia. Doblemente gentrificada por un poder adquisitivo en declive, Jane Austen padeció la nostalgia de la tierra pequeña, el desarraigo de la casa. La lectura y la escritura fueron sus exilios definitivos, una renuncia definitiva sobre todo de orden interior.

El exilio de Staël fue de orden público: una y otra vez se le negaba la posibilidad de participar en la vida política de su país. Defendió los ideales ilustrados de la Revolución Francesa e incluso en 1771 fue nombrada "Ministra de la Guerra", por ser amante de Louis de Narbonne, al cargo de ese Ministerio. María Antonieta bromeó acerca de las alegrías que este nombramiento iba a proporcionarle, teniendo tan cerca a todo un ejército de hombres: tan afamada fue su voracidad.

En 1792, con las primeras muestras del terror jacobino, Staël huyó primero a Gran...

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