194 días raptado por el Isis - 30 de Mayo de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 571381530

194 días raptado por el Isis

El filo del sable me rozaba la yugular. A Los Beatles -ese era el apodo con el que nos referíamos a los tres milicianos- siempre les gustó la puesta en escena. Me habían sentado en el suelo. Descalzo. Con la cabeza rapada. Una profusa barba y vestido solo con el uniforme naranja que hizo tristemente célebre a la cárcel estadounidense de Guantánamo. John intentó acentuar el dramatismo. Me acariciaba el cuello con el acero sin dejar de hablar.

-¿Lo notas? Está frío, ¿verdad? ¿Imaginas el dolor que te produciría si te lo clavara? Un dolor inimaginable. Con el primer golpe te cortaría las venas. La sangre se mezclaría con la saliva.

El radical había hecho traer el espadón ex profeso. Un arma de época. De esas espadas que usaban los ejércitos musulmanes en el Medievo. Una hoja de casi un metro. Con la empuñadura plateada.

-La segunda acometida te abriría el cuello. Ya no estarías respirando por la nariz, sino directamente por el esófago. Haces unos divertidos gritos guturales. Lo he visto antes. Se retuercen como animales, como cerdos. El tercer golpe te arrancaría la cabeza. Te la colocaría sobre la espalda.

Estaba empeñado en que el rehén entendiera el estremecedor mensaje. Se trataba de que apareciera aterrado en el video. Tras concluir con el sable decidió recurrir a su pistola. Desenfundó la Glock y la cargó. Me la colocó en la cabeza y apretó tres veces el gatillo. Clic. Clic. Clic.

Se llama falsa ejecución. Disparas con el arma bloqueada por el seguro. Aunque eso no lo sabe la víctima. Solo lo descubre cuando no escucha la detonación y comprende que sigue vivo.

Ni siquiera esa intimidación les pareció suficiente. La pareja de paramilitares embozados decidió trasladar la presión hacia el fotógrafo Ricardo García Vilanova, mi compañero de viaje. Permanecía arrodillado y con los ojos vendados en otra esquina de la estancia. John ordenó a su compañero que le apuntara en la cabeza con el Kalashnikov.

-¿Prefieres que le dispare a tu amigo? ¿Quieres ser el responsable de su muerte? -gritó.

Si alguna vez tuve dudas, aquel encuentro me confirmó el carácter psicopático de nuestros interlocutores.

Bajo tortura

Era una retahíla de amenazas que añadir a la larga serie de exacciones psicológicas y físicas, de privaciones y humillaciones, que se convirtieron en la realidad cotidiana de los 23 europeos, estadounidenses y una latinoamericana que permanecieron retenidos durante meses por el Estado Islámico de Irak y Levante: más tarde pasó a llamarse Estado Islámico a secas.

Un secuestro masivo que concluyó con la ejecución de seis de los...

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