100 años de Proust: claves de una obra universal - 13 de Noviembre de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 914427398

100 años de Proust: claves de una obra universal

Aunque una tarde día de principios de la primavera de 1922, ocho meses antes de su muerte, Marcel Proust le dijo a Celeste Albaret, su criada y confidente, "Mi querida Celeste, voy a decirle una gran noticia, esta noche he escrito la palabra fin...ahora puedo morir", bien puede decirse que "En busca del tiempo perdido" es una obra inconclusa. Por supuesto no la había terminado, como comunicó a Celeste, siguió corrigiendo, agregando, haciendo adiciones, hasta la noche antes de su muerte. El 24 de mayo de 1921 Proust había acudido al Jeu de Paume a ver la "Vista de Delft" de Vermeer. "La mancha amarilla del muro" en el cuadro de Vermeer es uno de los motivos artísticos que seducen a Marcel, el narrador, y también al autor. Al bajar una escalera tuvo un mareo y debió ser ayudado para no caer. Su salud por entonces ya estaba seriamente debilitada. El episodio es incluido a toda prisa en "La prisionera", en el magistral pasaje de la muerte de Bergotte, en circunstancias que ese volumen se suponía ya cerrado. De no haber muerto, suponemos, Proust no habría cesado de sacar de quicio a su editor, Gastón Gallimard, ya suficientemente atormentado con ese manuscrito inacabable, y al que solo la muerte del autor pudo poner fin. La desesperada escritura de "En busca del tiempo perdido" fue una carrera contra el tiempo y la muerte que asediaba a su autor, encerrado en su insonorizada habitación forrada en corcho los últimos once años de su existencia, en ese extraño pacto fáustico en que a cambio de la obra entregaba su vida.De ese combate surge una novela de singular morfología -son cuatro mil páginas, un millón y medio de palabras- y que indujo a sus primeros y desconcertados críticos a señalar que carecía de forma, que fallaba en la composición, en la estructura, como es el caso de Andre Billy, que dice "es una especie de blasfema, o plasma en trance de organizarse, y que no acierta a organizarse". Así también, el crítico Fernand Vandérem califica las dos primeras entregas, como extrañas , "y tan emancipadas de cualquier disciplina, en una palabra, tan anormales que resultaría agotador enumerar todos sus defectos". Pero Vandérem continúa, y acierta en una definición que no contradice el primer postulado: "Los dos volúmenes del señor Proust ("Por el camino de Swann" y "A la sombra de las muchachas en flor") constituyen a mi entender una de las obras más interesantes, cautivadoras, por no decir importantes, que han visto la luz en los últimos años...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR