La vulgarización del derecho - 16 de Octubre de 2019 - El Mercurio - Noticias - VLEX 818579389

La vulgarización del derecho

¿En qué consiste el problema entre una sala de la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional? ¿Se trata del influjo de una personalidad con voluntad de poder -el ministro Sergio Muñoz- que busca, por todos los intersticios, hacer presentes sus puntos de vista? ¿De una nueva muestra -como sugirió la mesa del Senado- de las deficiencias del Tribunal Constitucional? ¿Quizá de la ausencia de reglas que diriman las competencias entre uno y otro órgano, como parece creer el ministro de Justicia?Nada de eso.El asunto es más profundo y de índole cultural. Puede llamársele la vulgarización del derecho. Un fenómeno que está amenazando a las instituciones y a los fundamentos del Estado de Derecho.Un ejemplo histórico permite comprender el verdadero alcance del problema.La vulgarización del derecho romanoLo que se llama derecho hoy día, tuvo sus orígenes en Roma (el pueblo más político de todos, observó alguna vez Hannah Arendt) cerca del siglo V a. C. Desde entonces y durante más de ocho siglos, se desarrolló un complejo proceso cultural que dio origen a reglas, formas, ritos y maneras de argumentar que conocemos hoy como derecho romano y algunos de cuyos conceptos todavía utilizamos. Es difícil imaginarlo; pero muchos de los conceptos que hoy manejan los abogados se acuñaron por vez primera hace cosa de veinte siglos atrás y llegaron hasta nosotros a través de las universidades y la Iglesia.Y ese derecho no era un conjunto de reglas sino una forma de tratar con ellas.A su amparo, y en el momento clásico, no se podía argumentar de cualquier forma ni argüir en el debate legal cualquier motivo: había reglas y una larga tradición de importantes juristas que ayudaban a interpretarlas. Argumentar jurídicamente requería entonces un largo y amplio dominio de la literatura, las fuentes y sus conceptos. No era solo un asunto de imaginación o fervor por la justicia. Por eso este derecho dio origen a un estrato profesional -los juristas- que eran personas expertas en el arte de la memoria, en la retórica y en las fuentes (como subrayó Wieacker). Frente a un caso cualquiera -el daño que se causaba a otro, el incumplimiento de un contrato, etcétera- esos juristas no intentaban alcanzar la solución sacándola de su corazón o de sus convicciones, sino que hacían esfuerzos por resolverlo en base a las fuentes admitidas y empleando los conceptos y las técnicas adquiridas luego de un largo entrenamiento.Visto a la distancia, ese derecho (una de las cumbres de la cultura...

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