¡Viva la reforma agraria! - 30 de Julio de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 689373221

¡Viva la reforma agraria!

¿Qué significado puede atribuírsele hoy, cuando el sonido y la furia de esos años languidece?

Cuando se la mira con ánimo antropológico, lo que se descubre es que más que un cambio estructural en los títulos de propiedad, más que un esfuerzo de justicia distributiva o de redención social -fue todo eso también, por supuesto-, el proceso de reforma agraria equivalió, objetivamente hablando, al derrumbe de un mundo. Un mundo es la suma de la cultura material y de los significados que ella lleva atados, el entorno en medio del que cada ser humano configura su identidad, lo que es y a lo que aspira.

Y eso fue lo que la reforma agraria dinamitó, el mundo de la hacienda.

La hacienda -el fundo-, al igual que la heredad que retrata Miguel Delibes en "Los santos inocentes", no constituía solo una unidad productiva. Era lo que Goffman llamaría una institución total, un lugar donde se organizaba el tiempo, la sociabilidad y el trabajo al compás de una estructura familística, la del hacendado, y donde el quehacer campesino adoptaba más que la forma de una mercancía, el papel de un servicio retributivo al patrón, ese que daba protección a cambio de obediencia, y que, junto con ello, cumplía el papel de mediador entre el interior de esa estructura y el espacio público. Todos los que en ella desenvolvían sus vidas -dominadores y dominados, dueños e inquilinos, familia servida y familia sirviente- habían construido su identidad, su forma de estar en el mundo, atados a ella. La hacienda fue, durante mucho tiempo, y como con razón subrayó Medina Echavarría, el modelo de la estructura social latinoamericana (y chilena).

Por eso cuando la reforma agraria principió a desenvolverse con su estela de ruidos y de furias, fue todo un mundo el que principió con ella a languidecer.

Y con él quienes, a su sombra, habían forjado su identidad.

Tiene pues toda la razón la Presidenta Bachelet cuando dijo este viernes que se trató "del proceso de transformación social más importante del siglo XX".

Sin la reforma agraria, esos millones que vivían atados a la tierra y construían su identidad a la sombra de una familia, sin liberar su subjetividad y sin experimentar el vértigo de la vida a propio riesgo, habrían seguido allí. Sin la reforma agraria la sociedad chilena no habría alcanzado la modernización de la estructura social que hoy día exhibe y gracias a la cual la ciudadanía se ha expandido. Sin la sustitución del inquilinaje por la relación laboral; sin el reemplazo de...

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