La vigencia del decadentismo - 10 de Junio de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 727713729

La vigencia del decadentismo

En la segunda década del siglo XX, con una guerra mundial a cuestas y, más ampliamente, el avance de la modernidad y el capitalismo, la sensación de crisis, cuando no de crepúsculo, campeaba en Europa, o al menos entre los derrotados y críticos de la siempre ambigua modernidad, ese proceso que acabó, en Occidente, con los compartimentos estancos, las jerarquías naturales o divinas y la supuesta vida comunitaria medieval; también con la supremacía de Dios y del cristianismo como principios y fines de los afanes humanos. Dios ha muerto, dijo Friedrich Nietzsche en la segunda mitad del siglo XIX, aunque también advirtió que su anuncio llegaba demasiado temprano, que solo cuando estallara la gran guerra europea se le prestaría oído.

Uno de los que le prestó oídos fue su compatriota, el historiador y filósofo alemán Oswald Spengler (1880-1936). En ese ambiente de crisis que eran las primeras décadas del siglo XX, él y otros autores, como el británico Arnold J. Toynbee, retomaron una tradición intelectual conocida como filosofía de la historia, que reduce el acontecer universal a un desarrollo coherente, lógico, orgánico, absoluto y perceptible. Una suerte de versión profana, aunque a veces también religiosa del teleologismo o finalismo cristiano, que se puede remitir a autores como Vico, Herder y Hegel. Claro que al lado del optimismo hegeliano, y luego marxista, que vio la historia universal como progreso, a la variante spengleriana no cabe sino llamarla pesimista, afín al espíritu de su tiempo, la Europa de entreguerras, y magistralmente sintetizada en el título de su gran obra: "La decadencia de occidente".

La historia como morfología

El primer tomo de "La decadencia de occidente. Bosquejo de una morfología de la historia universal" se publicó en 1918, y el segundo en 1923. A pesar de ser un mamotreto de no muy fácil lectura, la obra fascinó al público. Según cuenta Cristián Gazmuri en "La historiografía chilena" (Taurus), en 1922 ya se habían vendido 53 mil copias del primer volumen en Alemania. Además, dice, "La decadencia de occidente" inició una disputa en la que los historiadores profesionales tomaron partido contra la obra, mientras que el público general, culto, se puso a favor.

El libro se tradujo al español en 1923. En Chile, las tesis de Spengler también impactaron. La leyeron, pensaron y a veces actuaron a partir de ella gente como Jaime Eyzaguirre y Mario Góngora; también Eduardo Frei Montalva. Pero especialmente Alberto Edwards. "En su lectura de Spengler, Alberto Edwards no tomó la perspectiva del profesional -no estaba preparado para hacerlo-, sino la del hombre culto medio que se pregunta -como los alemanes- por qué se estaba viviendo una decadencia que Edwards consideraba era la República parlamentaria en relación a la gran época de la historia de Chile, los primeros «decenios» pelucones (1831-1861)", escribe Gazmuri.

En el inicio del libro, Spengler deja claro su afán: "En este libro se acomete por primera vez el intento de predecir la historia". Formado en matemáticas, ciencias y filosofía, según cuenta Spengler en el prólogo a la primera edición, el libro le tomó tres años y su primera redacción estaba terminada cuando comenzó la Primera Guerra Mundial. El punto de partida del libro es una crítica a la visión eurocentrista y progresista que divide la historia universal en antigüedad, medioevo y modernidad. Gracias a la intuición, base de su morfología, Spengler "descubre" que no hay una historia universal, sino distintas culturas, inconmensurables entre ellas, y sus respectivas historias. Y que cada una, como todo organismo -pues, para Spengler, inspirado en Goethe, las culturas son "seres vivos de orden superior"-, nace, madura y muere. De modo que hablar de la decadencia de Occidente no es otra cosa que hablar de la etapa final de una cultura, no del fin de la humanidad.

¿Cómo se puede descubrir eso? No limitándose a describir los hechos, sino extrayendo su significado, sus rasgos morfológicos ("¿Quién sabe que existe una profunda conexión formal entre el cálculo diferencial y el principio dinástico del Estado en la época de Luis XIV?", anota Spengler). Pero sobre todo a través de la analogía, un método que el autor...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR