Viaje a las puertas de la zona roja: Un día con los infantes de marina que vigilan Arauco
"En el caso de la provincia de Arauco, el despliegue de las Fuerzas Armadas ha tenido limitaciones producto de carencias de infraestructura", dijo el subsecretario Manuel Monsalve el jueves, en La Moneda, tras analizar los números del estado de excepción y responder a los cuestionamientos por una presunta falta de respuesta de las FF.AA., tras atentados a Celulosa Arauco en Curanilahue. Además anunció medidas para paliar esas carenciasAl mismo tiempo, a más de 617 km al sur de Santiago, en la comuna de Los Álamos, Región del Biobío -donde la Armada tiene su campamento de operaciones, en la entrada de la zona más compleja del área-, más de un centenar de infantes de marina escucharon la frase con interés y quizás algo de esperanza por la posible ayuda.El día anterior, varios de ellos habían pasado la noche en un operativo, para evitar una emboscada a Carabineros. Cuando volvieron, se enteraron con sorpresa de que se los acusaba de haber ignorado los llamados de ayuda de la empresa forestal.Aunque evitan quejarse -"fuimos entrenados para estas situaciones", dicen-, los enviados a la zona no pueden evitar preguntarse qué más podrían hacer, insertos en una zona de "guerra", en la que conviven con barreras logísticas y legales evidentes hasta para el observador más inexperto. Desde la imposibilidad de efectuar controles en las carreteras hasta tener que usar instalaciones que su mismo alto mando ha calificado como "precarias".Son "limitaciones", como expresó el subsecretario del Interior, a las que "El Mercurio" tuvo acceso esta semana, en plena zona roja.Entrando a terreno "enemigo"Durante las poco más de dos horas de trayecto entre Talcahuano y Los Álamos, el viaje es inusualmente tranquilo. No hay señal de manifestaciones, bloqueos de carretera ni de ninguna otra actividad delictual.Sin embargo, algunas cosas hacen evidente que se entra a una zona de conflicto: es obligatorio el uso de casco y chaleco antibalas, y los civiles deben ser acompañados por un escolta armado, de Fuerzas Especiales, que no deja de mirar a ambos lados del camino.Ninguna medida precautoria, dicen, está de más. Explican que cuando la carretera está rodeada de árboles, hay peligro de emboscada. Y cuando el terreno es plano y despejado, hay riesgo de francotiradores. Es un país distinto, comentan algunos.Es el camino que lleva al campamento base de la Armada. Uno que en el estado de excepción anterior, decretado durante la pandemia, se había situado en varios colegios desocupados. Sin embargo, en mayo pasado, cuando las tropas debieron volver, ya no existía esa posibilidad.Por eso, se buscó un plan B.Hoy ese plan B está en la entrada de la comuna, en un terreno en desuso, de propiedad de Carabineros ubicado justo atrás de la comisaría local. Ahí -en medio de un lodazal, pues la noche anterior llovió-, distribuidos en varias carpas, cada una para 8 personas, y cinco containers , están los infantes de marina a cargo de la zona. Y desde...
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