Viaje al interior de la ropa - 17 de Diciembre de 2021 - El Mercurio - Noticias - VLEX 879151292

Viaje al interior de la ropa

En septiembre, mientras se desarrollaban las temporadas de la moda, por las calles de París y Milán los invitados a los desfiles llevaban corsés sobre vestidos, faldas, pantalones de combate o trajes de dos piezas. Esta icónica, hipersexualizada y muchas veces despreciada prenda interior hoy es una de las tendencias más fuertes de la moda tras el confinamiento. En octubre Adele apareció en la portada de la edición británica de Vogue con un vestido acorsetado en satén amarillo firmado por Vivienne Westwood. Y las cantantes Dua Lipa, Camila Cabello y Olivia Rodrigo ya lo habían lucido en alfombras rojas. Billie Eilish, quien asistió a la Met Gala 2021 con un vestido encorsetado de Oscar de la Renta, en mayo apareció en la portada de Vogue con un corsé y varias piezas de lencería de la firma Agent Provocateur.Aunque algunos analistas de moda aseguran que el resurgimiento del corsé y de la lencería como prenda de vestir fue una contrarrespuesta sensual al doméstico look de pijamas o pantalones de buzo sin género que estableció la nueva comodidad del confinamiento, otros lo explican con una situación menos elaborada y más masiva. Hablan de la influencia "Bridgerton", la serie de época que estrenó Netflix en diciembre de 2020 y que se ambienta en la regencia inglesa, un período que abarca, en líneas generales, desde 1811 a 1820. Una época bisagra entre la era georgiana y la victoriana. Más allá de los asuntos amorosos de sus protagonistas -y los chismes de Lady Whistledown-, que engancharon las pantallas de 64 millones de hogares en sus cuatro primeras semanas de emisión, el vestuario de la serie impuso un estilo que fue bautizado como Regencycore, un interés estético por la época de la regencia, especialmente por el corsé.En febrero de 2021, la plataforma de comercio electrónico Etsy dijo que el tráfico de búsqueda de corsés había aumentado en un 91% tras el lanzamiento de "Bridgerton". Rápidamente la lencería entró al armario de la generación Z.***La lencería como objeto de deseo y fantasía tiene data reciente. Primero fue algo práctico, luego una suerte de tortura con prendas y artilugios que moldeaban el cuerpo femenino en pos de un rígido -pero algo descabellado- ideal estético. Y empezó un largo recorrido de transformaciones en las que mezclaba el sacrificio, la incomodidad, la coquetería, las veleidades de la moda y los movimientos culturales.En el siglo XVIII, los corsés bajo vestidos elaborados hacían que las mujeres parecieran viajar en pequeñas carrozas. En 1892 la escritora y sufragista estadounidense Helen Lathrop Gilbert Ecob afirmó en su libro sobre la reforma de la moda femenina que las mujeres estadounidenses compraban 60 millones de corsés al año (una cifra exagerada y marcada por su activismo). En los años 20 apareció el bondeau (una franja de tela que aplasta el busto) entre flappers que buscaban la silueta asexuada que imponía la moda más vanguardista de esa época. Según Benjamin Wild, historiador cultural y coanfitrión del podcast "Dress: Fancy", los especialistas en márketing comenzaron a usar el término "lencería" para vender ropa íntima en 1922, justo cuando los flappers redefinían...

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