El último negocio fracasado de Parisi en Chile
A Mauricio Lizana , de entonces 33 años, no le importó que fuese 1 de enero de 2019. La noticia que tenía que darles a los trabajadores de su empresa era más importante que el Año Nuevo. O quizá, ambos acontecimientos estaban relacionados. A fin de cuentas, el anuncio también era sobre un cambio de ciclo. Desde ese día, les dijo, dejaba la dirección de Royal Real Estate, una compañía que había crecido gracias al pujante negocio de la intermediación de operaciones inmobiliarias. Un "broker", como le gustaba presentarse a él."A partir de mañana, Franco (Parisi) llevará la dirección comercial de Royal", escribió en el grupo de Whatsapp que reunía a la gerencia. Parisi trabajaba en la empresa desde septiembre de 2017, cuando había ingresado como director financiero y desde entonces había tomado roles cada vez más protagónicos. "Esta medida busca maximizar el control para levantar los resultados del área comercial y replicar con el mismo éxito el estilo que permitió levantar el rendimiento y los resultados de las áreas de operaciones y rent", continuó.Real Royal Estate era una empresa consolidada. Era sucesora de una sociedad que Lizana había constituido el 5 de diciembre de 2013, llamada en ese tiempo Factor Inmobiliario, y matriz de otras filiales vinculadas al rubro. Tenía oficina en Avenida Manquehue, en la comuna de Las Condes, y mantenía cerca de 30 trabajadores contratados. En simple, su principal negocio consistía en captar personas que quisieran comprar departamentos para mantenerlos en arriendo. Para eso, Royal les tramitaba "créditos hipotecarios simultáneos" en distintos bancos y así lograba convertirlos en inversionistas. Todo gracias a la deuda."Esto también busca liberarme totalmente de la gestión diaria para enfocarme 100% a la estrategia, en lo que respecta a los desafíos de este 2019 que tiene que ver con la activación de nuevos negocios". Lizana se refería a la creación de una inmobiliaria, un fondo de inversión y la administración de edificios completos, el plan más ambicioso. Al día siguiente, Parisi respondió al grupo: "Estimado don Mauricio, gracias por la confianza y bajo su dirección estamos construyendo un nuevo Royal con más y mejores expectativas y una mejor realidad".Nada de eso ocurrió.14 de mayo de 2016. Mauricio Lizana está cumpliendo un sueño. Sentado sobre un sillón, arriba de un escenario, frente a más de 500 hambrientos emprendedores, es uno de los teloneros que esa mañana calentarán a una audiencia impaciente por ver a Robert Kiyosaki, el afamado autor del libro Padre rico, padre pobre , uno de sus 15 bestsellers de autoayuda financiera. "Creo que todos los emprendedores soñamos en algún minuto con traer a Robert, porque finalmente él nos inspiró. Robert dijo: 'Tú compra una propiedad y deja que otro la pague'", explica Lizana a los asistentes, citando a su gurú como el estudioso discípulo que es.Luego comienza a aplaudir y anima al público a corear su apellido, al ritmo de las palmas, como fieles cantando en un culto: "Kiyosaki, Kiyosaki, Kiyosaki". Lizana no solo es el telonero, sino también quien lo trae. Un sueño, pero por sobre todo un negocio: la entrada más barata cuesta 650.000 pesos y la más cara un millón y medio, que incluye cóctel, consejos personalizados y autógrafo del invitado. Y los dos días están a tablero vuelto. Un evento que aplica de manera precisa a la regla del maestro: traerlo y hacer que otros lo paguen. "Una de las cosas que marca la historia de mi vida personal, y de la empresa en sí, fue haber traído a Kiyosaki a Chile. Se sufrió, se invirtió muchísimo, se ganó, pero la experiencia es impagable", diría un año y medio más tarde, en julio de 2017, en una entrevista para el programa Rank Academy, en Youtube, el único relato público que hay de su trayectoria.Podría decirse que todo lo que Lizana tenía hasta ese momento, al menos intelectualmente, se lo debía a Kiyosaki. Hasta antes de que en 2012 le diera el palo al gato, había intentado con tres emprendimientos frustrados -la venta de vestuario corporativo y la importación...
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