Ucrania: la forja de una nación dividida - 23 de Marzo de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 499983102

Ucrania: la forja de una nación dividida

Un siglo después, en 1954, Nikita Khruschev presentó la península de Crimea como un regalo al pueblo ucraniano. Quizá lo inspiraba la culpa, porque millones de ellos murieron en tiempos de Stalin. Y Crimea ha llegado a ser el principal campo de batalla entre los nacionalistas ucranianos y los separatistas pro rusos, desde que en 1991, cuando colapsó el sistema soviético, Ucrania (incluyendo Crimea) se transformó en un estado independiente. Se han dado conflictos de distinto tipo: desde cortes al gas ruso que va a Europa pasando por Ucrania en 2009 hasta más recientemente la incorporación a la Unión Europea o su anexión a Rusia.

En los anales de Ucrania aparecen conflictos entre civilizaciones sofisticadas y reinos medievales, aparecen cosacos y tártaros, luchas religiosas y culturales. La explicación suele ser de índole geográfico-espiritual: hay una parte de Ucrania que tiende a ser más europea (y está físicamente más cerca) y una Ucrania que se siente más oriental o rusa. Pero el asunto no es tan sencillo.

Mirar el pasado

En cierto sentido, la historia como disciplina académica se formó en la era de los nacionalismos. Una de sus tareas más importantes fue "nacionalizar" el pasado anterior al siglo XVIII, dando legitimidad a la existencia de las naciones. No fue distinto el caso de Ucrania. En 1898, el máximo historiador ucraniano, Mykhailo Hrushevsky, publicó el primero de sus diez tomos de la "Historia de Ucrania-Rus", el texto más importante en la construcción de una narración histórica nacional. Según Hrushevsky, había una línea que unía un poderoso estado medieval, el Rus de Kiev, hasta llegar a la Ucrania actual, que alimentaría la idea de una nación y un Estado ucranianos, unida a la exaltación de la figura del cosaco, casi un símbolo de la libertad ucraniana.

Uno de los mayores especialistas actuales en historia ucraniana, Robert Paul Magocsi, profesor en la Universidad de Toronto, en su imponente "A History of Ukraine" (2010) se remonta al primer milenio a. de C. y a los tesoros de la cultura escita. Pero eso parece exagerado. Más razonablemente, Serhii Plohky, profesor en Harvard, explora en "The Origins of the Slavic Nations" (2006) los casos de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Plohky está en contra de los intentos de "nacionalizar" el pasado y suscribe la idea de que no hay naciones antes de la era moderna. Sin embargo, cree que las nacionalidades tienen su origen en las identidades premodernas. De esta manera, habría una hebra retrospectiva que llegaría al Rus...

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