Los tres mosqueteros del aire Los tres mosqueteros del aire - 24 de Septiembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 693609293

Los tres mosqueteros del aire Los tres mosqueteros del aire

La desaparición de Mermoz es una noticia que recorre toda la línea de la compañía Aéropostale. En Cabo Juby, una estación costera perdida al sur de Marruecos, junto al desierto del Sahara, Antoine de Saint-Exupéry -un conde sin dinero, de nariz respingada, ojos saltones y aspecto tímido- se pregunta si su gran amigo seguirá con vida en algún rincón de los Andes.

Mermoz y Collenot logran despegar al cabo de tres días deslizándose por una pendiente irregular. Vuelven a Copiapó con los 39 sacos de correo intactos. Nadie lo puede creer. "La cordillera no devuelve a los hombres", dicen. Y los aviones no se reparan con alambres y bolas de trapo, piensan los escépticos. Pero una expedición de mulas enviada al lugar del accidente encuentra la evidencia: un bidón de gasolina, el depósito de aceite y la manga de la chaqueta de Mermoz. Lo empiezan a llamar el Arcángel. El 15 de julio de 1929 se inaugura la línea regular de correo aéreo entre Buenos Aires y Santiago de Chile con Henri Guillaumet de cartero.

Los tres amigos inseparables partirán con escasos años de diferencia. Mermoz desaparece sobre el Atlántico en 1936. Guillaumet es derribado por cazas italianos en el Mediterráneo, de camino a Siria, en 1940. El P-38 Lightning de Saint-Exupéry cae al mar frente a Marsella, en 1944, truncando una existencia nómade sobre la que vuelven la biografía "Saint-Exupéry. Jardinero de hombres", de Bernardino Montejano, recién publicada en Buenos Aires, y un libro de título desconocido que aparecerá en Francia a fin de año, y que pretende despejar la causa de su muerte (ver recuadro).

Héroes carteros

Publicada por Seix Barral, la novela "A cielo abierto", del español Antonio Iturbe (Zaragoza, 1967), ya está disponible en Chile y entrelaza la vida de estos tres pioneros de la aviación civil. "Los tres mosqueteros aéreos", como los llama Iturbe, autor también de las novelas "Rectos torcidos" (2005), "Días de sal" (2008) y "La bibliotecaria de Auschwitz" (2012), publicada en 11 países.

"Escribo por el afán de contagiar lo que a mí me fascina", cuenta por teléfono desde España, donde trabaja como periodista cultural. Ex director de la revista Qué Leer, Iturbe actualmente dirige Librújula, colabora en El País y hace clases en universidades. El pluriempleo explica los cuatro años que tardó en escribir "A cielo abierto", así como la imposibilidad de encontrar el tiempo para visitar los principales escenarios en que transcurre la novela: África del Norte y Sudamérica. "Me hubiera gustador poder ir a la Patagonia o a los Andes, pero leí libros ambientados en esa zona. Me he esforzado porque fuera lo más real posible dentro de lo imaginario", advierte este novelista que fue un gran lector de Francisco Coloane y alguna día espera conocer Chile.

Antonio Iturbe descubrió "El Principito" cuando tenía 11 años. "Fue un hilo del que fui tirando para saber quién era la persona que lo había escrito", recuerda. Así llegó a sus otros libros y conoció a sus amigos. Leyó "Mis vuelos", de Mermoz, y las...

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