Los trenes no se olvidan - 27 de Mayo de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 680083457

Los trenes no se olvidan

Historia del país en el primer caso, se entiende, y también lo mejor de nuestra pintura y escultura en el segundo. Pero, ¿qué nos atrae de las locomotoras y sus trenes? ¿Son esas máquinas de otro tiempo? ¿O es el traslado a una dimensión en que el viaje era, todavía, una aventura hacia lo desconocido?

Santiago, entonces, fue un polo notable. Desde la actual plaza Baquedano, hoy Parque Bustamante, corría el tren de trocha angosta que se iba al Cajón del Maipo. Según el historiador español Leopoldo Castedo, era de lo mejor de la capital de Chile, esa entrada directa a la cordillera de los Andes.

Un poco más abajo, la Estación Mapocho. Desde ella, se podía ir a Valparaíso en directo, al cosmopolita puerto principal del océano Pacífico, unido a Sydney, Yokohama y San Francisco; o también, abordar hacia La Calera el nortino, el que sin tregua cruzaba el Desierto de Atacama; o, enfilando hacia Los Andes y Mendoza, subir a uno de los trenes más recordados de la historia ferroviaria mundial, el Transandino conectado a Buenos Aires.

En la estación más antigua, la Central, en trenes de comedores elegantes de buena mesa, se podía iniciar un viaje para sumergirse en el sur profundo, cruzar los campos cultivados y luego lagos y volcanes, hasta terminar en bosques densos y ríos torrentosos.

Desde esa troncal que nos recorría de norte a sur, muchos eran los ramales de cordillera y costa, hacia los lados, como el que ahora, histórico, va de Talca a Constitución por las orillas del Maule. Más al sur, algunas estaciones importadas, italianas o alemanas, inglesas o francesas, permitían sumergirse en el Chile profundo, como en el viaje que hacía el niño que fue Pablo Neruda junto a su padre ferroviario, de Temuco hacia el mar por Carahue, Nueva Imperial, Puerto Saavedra, bordeando el río Imperial.

Arriba, en el norte, el ferrocarril a Tacora emprendía uno de los mayores ascensos del mundo, hasta 4.850 metros sobre el nivel del mar.

Nada tiene de extraño entonces el que, cuando Estados Unidos quiso inaugurar el siglo XX con una Exposición...

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