Tras la puerta de la sublime armonía - 16 de Octubre de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 651114781

Tras la puerta de la sublime armonía

Predomina en ellas ese genuino predominio chino del ángulo recto. Y eso resulta la réplica más adecuada para desplegar el fluyente motivo ornamental del dragón, poderoso y benéfico ser mitológico que hasta se vuelve símbolo exclusivo del emperador. Así se explica la profusión que alcanza su imagen a través de relieves pétreos, esculturas de bulto, tallas en madera, pinturas y los bordados de la vestimenta regia. Cabeza del imperio, se consideraba al monarca hijo del cielo, dentro de un estrictísimo orden jerárquico que abarca todas las circunstancias de espacio y tiempo. Solo él y sus mujeres, junto a una legión enorme de eunucos servidores, habitaban la Ciudad Prohibida de manera permanente.

Una rica síntesis de testimonios imperiales significa la actual exposición. Comenzando con la pintura, tenemos primero los retratos. Unen la delicadeza de factura a un realismo de influencia italiana, aunque desarrollado bajo la iluminación radiante y sin sombras de la estética china. Entre ellos lucen muy hermosas las figuras de cuerpo entero del emperador Quianlong -sabia serenidad de un rostro ya próximo a la ancianidad- y de su emperatriz. Lo mismo ocurre con la elegancia refinada de dos damas imperiales -por su excelente sentido espacial, superior, la que sostiene un reloj-; con el cuadro de nubes y flores que saturan la brillante representación budista de otro emperador; con las dos muy alargadas escenas multitudinarias en rollos de seda del Banquete imperial y de la Recepción de enviados extranjeros. Por su carácter documental, agreguemos el rollo del siglo XIX, que ilustra Celebraciones y Entretenimientos. Otro atractivo sector de lo expuesto resulta el vestuario dieciochesco en seda, tanto imperial y tradicional como femenino. Imponen los textiles su exquisitez cromática -amarillos, celeste, violeta pálido- y de diseño -mariposas, flores, nubes, dragones-. A estos agreguemos los tocados con plumas oscuras y piedras preciosas sin tallar, y la joyería propiamente tal; por ejemplo, una horquilla y el curioso cetro de madera y jade, ambos objetos con forma de dragón.

La estatuaria en bronce...

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