La supertortuga que salvó a su especie - 6 de Septiembre de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 847652956

La supertortuga que salvó a su especie

E n el extremo sureste del archipiélago de Galápagos, la Española es una isla pequeña, relativamente plana, cuyo punto más alto no supera los 200 metros sobre el nivel del mar. Aquí no hay agua dulce ni presencia humana. Solo cactus altos y árboles de aspecto desértico -como el palo santo-, que crecen en lo alto. Más abajo, enormes piedras de origen volcánico, aves que anidan sobre acantilados e iguanas terrestres -de traje azul, rojo y dorado- se hacen notar sobre los campos negros de lava.Es lo que vemos al desembarcar en bahía Gardner, uno de los dos únicos puntos turísticos en esta isla de 64 kilómetros cuadrados. "Se puede visitar solo el 10 por ciento de la isla; el resto está intocado. Solo los científicos pueden bajar a investigar. Eso significa que esas áreas apenas han visto humanos", dice José Hurtado, el guía.Estamos en una playa de oleaje turquesa, frente a unos islotes que se pueden bucear, y que rompe plácidamente sobre un banco de arena fina y blanca, sobre la que hay cientos de lobos marinos con sus crías, que juegan a la lucha, sin prestar atención a los forasteros.Hay algo volcánico y reptiliano en este paisaje . Parece un mundo antiguo. La imagen tiene sentido con la historia del lugar, dice José, que nació en otra isla del archipiélago ecuatoriano, Santa Cruz. "Si hubiésemos desembarcado en esta bahía cientos de años atrás, habríamos visto mucha más vegetación y miles de enormes tortugas terrestres caminando sobre la playa".Esta calurosa mañana de febrero no vemos ninguna.Española se ha transformado, para los turistas, en "la isla de los pájaros".Mientras recorremos las islas deshabitadas de Galápagos, es impactante la similitud con la Antártica: acá los animales también son curiosos; no parecen temer a los visitantes, ni ven en ellos una amenaza. Y, como en la Antártica, las restricciones también son muy altas: no seguirlas tiene un costo elevado, que incluye penas de cárcel.En bahía Suárez, el segundo sector habilitado para desembarcos en isla Española, la caminata está restringida y demarcada por balizas, va por la costa y gana altura lentamente. Ni pensar en salirse de los límites. Menos tomar un "souvenir", como una concha, un coral o un hueso. Pero antes, cada vez que bajamos a tierra, hay que desinfectar nuestro calzado para evitar traer cualquier tipo de contaminante. También se debe mantener al menos cinco metros de distancia de cualquier animal. La capacidad máxima de visitantes en la isla es de 100 personas...

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