El sueño de una Aruba íntima
E s el mediodía de un sábado en uno de los grandes resorts frente al mar de Aruba. La humedad inunda todos los espacios posibles y el cielo está adornado por cientos de nubes esponjosas que se despliegan bajo el sol intenso: el mismo que, día tras día, le da a esta isla del Caribe un clima inmejorable, con sus 28 grados Celsius promedio 300 días al año.Pero estos son solo detalles.Desde la entrada del resort , a lo lejos, se puede ver el horizonte de la costa arubiana: el oro azul y acuoso de este país. Estamos frente a Eagle Beach -la tercera mejor playa del mundo según Tripadvisor en 2019-, en el oeste de la isla, e inmediatamente la belleza natural de este lugar asalta los sentidos con intrépida rapidez. La arena pálida y suave entre los dedos de los pies como un manto de seda. El aroma fresco del aire marino. Las aves como un colorido accesorio permanente y desordenado en el cielo. Y la serenidad de las olas. Un escenario que pareciera congregar todas las variedades de azules, celestes, turquesas y transparencias, en una interminable piscina de temperatura cálida, pero refrescante.En las playas de Aruba casi no hay olas y el ir y venir apacible de sus aguas cristalinas actúa como un efectivo relajante natural, sin contraindicaciones.Este viaje, en todo caso, es diferente: este sábado de diciembre de 2020 muestra muy pocos extranjeros. Y es como un sueño: Eagle Beach está casi vacía. Son las 12 y podríamos flotar por horas en el mar sin toparnos a nadie.Por estos días, así es un paseo en casi cualquier rincón de esta, una de las islas más visitada del Caribe. Una experiencia que uno podría calificar, con cierto egoísmo, como única, aunque aquí todo el mundo, el país entero, está ansioso de que termine la pandemia. O que sus efectos sean manejables, de manera que se pueda regresar a algo parecido a lo de antes, cuando miles de visitantes llegaban ansiosos de souvenirs , playas calipso y Aruba Ribas, el muy dulce cóctel de la isla que tiene ron, vodka, triple sec, crema de plátano, jugo de piña, de naranja, de cranberry , granadina y maracuyáAsí es la Aruba del coronavirus.Tras casi dos horas en un avión chiquito que salió de Panamá, llegamos a Oranjestad, la capital de Aruba.Antes de aterrizar, desde la ventanilla era fácil observar las formas geométricas que se dibujaban a lo lejos al norte de Venezuela, que está a solo 25 kilómetros de las costas arubianas. También se divisaban, como puntitos lejanos color verde, Bonaire y Curazao, las islas vecinas que forman, junto a Aruba, las primeras Antillas Menores: un grupo de manchas minúsculas en el mapa, dispersas a lo largo del mar Caribe en una especie de camino que sigue con otras islas hasta llegar a Puerto Rico.Como sea, hay que hacer el alcance: volar a Aruba no es tarea fácil estos días. No solo porque hay exclusivamente...
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