Siembra de praderas y nueva genética ovina revolucionan la ganadería magallánica - 12 de Marzo de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 705241257

Siembra de praderas y nueva genética ovina revolucionan la ganadería magallánica

Allí una camada de jóvenes se suma a la experiencia de algunos más antiguos y se convierten de ganaderos en agricultores que transforman siembran y cultivan la pradera austral, donde hoy tractores, sembradoras y elementos para preparar suelos se han hecho parte del paisaje de los campos. Incluso, en Tierra del Fuego, aparecen los primeros pivotes de riego.

Ellos vieron en eso la forma de enfrentar las exigencias del mercado, que pide corderos pesados, los que solo se consiguen si la alimentación permite que el ganado desarrolle todo su potencial genético. De paso consiguen que se regenere la alicaída pradera natural y recobre su capacidad forrajera.

"Este es un sector tradicional que enfrenta grandes desafíos. Uno fundamental es la condición de las praderas, que han sido identificados como el foco central de preocupación, debido a la degradación que tienen, por la forma en que se ha hecho la ganadería extensiva por décadas", señala Grani Martic, la primera mujer presidenta de la Asociación de Ganaderos de Magallanes, gremio de casi 80 años, y también socia de la estancia Anka María, de Tierra del Fuego.

Así, se va pasando de un manejo extensivo del ganado a uno intensivo o semiintensivo, con la producción de pasto para la alimentación e incluso con uso de concentrado en algunos períodos. A ello se suman prácticas que evitan el estrés de los animales, que están desarrollando tanto Asogama, la asociación gremial de los ganaderos, como los frigoríficos exportadores.

"Particularmente los europeos y norteamericanos, que son más desarrollados, están cada día más sensibles a comprar tendencias, a comprar orgánicos, a comprar productos ecoamigables y también productos de origen animal que provengan de predios en los que se asegure y se pueda certificar que desarrollan buenas prácticas ganaderas y de bienestar animal", agrega Grani Martic. Se refiere a medidas como las condiciones de infraestructura, de transporte y de manejo, entre otros, lo que se sensibiliza a nivel de productores.

Paralelamente, hay iniciativas para mejorar la genética con la incorporación de nuevas razas, así como el desarrollo de razas locales, para los que quieren privilegiar la producción de carne o la lana, o hacer una mezcla de ambas. A ello se suma la especialización en bovinos con la asociación de criadores de angus.

Los ganaderos están expectantes. Porque si bien el mercado -para la lana y la carne ovina, y la bovina en menor grado- está dinámico y con demanda, les preocupa la baja de 10% en el valor del dólar. Otros temas que inquietan tienen que ver con los estragos que provocan los perros asilvestrados, para lo cual piden que se modifique el Reglamento de la Ley de Caza y se declare como dañinas a estas jaurías. Lo mismo pasa con la proliferación de guanacos, reconocida por las autoridades, y con el aumento del robo de ganado.

También la sanidad vegetal es motivo de alarma por la proliferación de la maleza pilosella, para cuyo control piden un fuerte apoyo estatal, lo mismo que para el piojo ovino que, por el daño que causa, requiere de un programa coordinado por el SAG, para lo cual, dijo Martic, "ha habido letargo y falta de decisión".

Otra queja que se escucha es el nulo impacto en la producción primaria de la Ley Navarino y en general en Tierra del Fuego, y las distorsiones que provocaría en el sector de las plantas frigoríficas.

3

MILLONES

de hectáreas son de uso agropecuario en Magallanes.

La competencia de los guanacosJosé Miguel Ivelich cree que llevar una estancia ganadera ovina en la Patagonia se parece a jugar ajedrez.

Ivelich, ingeniero comercial, tiene su campo en la comuna de San Gregorio, una de las zonas más áridas y con más mala calidad de suelos, a 130 kilómetros al noreste de Punta Arenas. Además, su predio tiene la mayor densidad de guanacos en la región y también está afectado por la maleza pilosella.

Ivelich maneja la estancia Segunda Angostura, una empresa familiar que con campos propios y arrendados trabaja con 36 mil hectáreas con 17 mil lanares y 300 hectáreas de alfalfa. "Esto es un verdadero juego de ajedrez por cuanto hay que ir moviendo las piezas acorde con la realidad de cada sector", dice.

Destaca que las siembras y las mejoras en los campos más el mérito...

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