'Hay un sexismo gravísimo en la cultura' - 28 de Mayo de 2016 - El Mercurio - Noticias - VLEX 640962905

'Hay un sexismo gravísimo en la cultura'

Está feliz, pues realiza "el cepillado" de su nuevo libro, que aparece en septiembre. El último, El peso del corazón, la llevó por los caminos de la ciencia ficción. Pero esta es una novela contemporánea, breve: "Estoy súper contenta". La protagonista es una comisaria de exposiciones de 60 años. "Una novela como tragicómica", resume ella.

-¿Su carrera ha sido diferente de lo que se imaginó al comienzo?

-Mira, por temperamento y por generación, he sido muy de vivir el momento. Jamás he dicho, "de mayor quiero hacer esto", no he querido pensar, como si el presente fuera eterno. Yo lo que quería era vivir lo más plena y lo más intensamente posible cada momento, y lo sigo pensando así.

-¿Tenía inseguridades cuando partió?

-Pues, he sido insegurísima, pero sigo siéndolo. Es decir, vas aprendiendo con la experiencia que tus terrores de inseguridad, cosas que te dan pavor acometer; luego te das cuenta de que sales adelante. Eso ayuda. Pero el primer golpe de inseguridad lo sigo sintiendo igual ahora que a los 20 años.

-¿Igual?

-Claro, lo que pasa es que lo racionalizas y dices: Rosita, te ha pasado 60 veces y las 60 veces has salido adelante. En un libro lo cuento: hay un gen mutante del cerebro y es muy curioso. Se ha hecho un estudio en Dinamarca sobre la relación entre este gen y la creatividad. Creo que el 15 por ciento de la población europea tiene dos copias de ese gen mutante. El 30 por ciento solo una y el 50 por ciento, ninguna. Se ha estudiado esto y se ha demostrado que la gente que no tenía el gen era la menos creativa. Y los que tenían dos copias eran los creativos. Y que esto iba unido a una mayor tendencia a tener problemas psicológicos, una falta de memoria, y esto es lo más gracioso: una hipersensibilidad a las críticas y una mayor inseguridad. Es precioso, porque es como la radiografía del artista. Entonces, yo estoy convencida de que tengo los dos pares de genes -se ríe.

"Muchas veces pienso que la vanagloria y la soberbia que muestran algunos escritores es justamente un arma defensiva para ocultar un agujero de inseguridades".

-Desde 1976 que escribe en El País, diario emblemático de la transición española. ¿Cómo fue para usted vivir eso?

-Creo que tengo una suerte increíble. Primero, porque aunque nací en el franquismo, Franco se murió cuando yo tenía 24 años. Desde los 15 ya cogí los últimos años del franquismo, que ya se estaba deshaciendo. Empezaba a haber dos países, el oficial (que seguía siendo tremendo y brutal; el régimen murió matando, de hecho) y el real, que era clandestino, pero permitía muchas cosas. Por ejemplo, la píldora estaba prohibida, pero como estaba permitida por razones médicas, había médicos que te las daban. Había libros prohibidos, pero en la trastienda de las librerías te los daban. Había un país real que era muchísimo más abierto y en el que se podía vivir. Y yo ya cogí esa apertura. Entonces fui hippie, tomé la píldora, fumé porros e hice todo lo que hicieron otros chavales de mi época en Europa. O...

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